Ante el polémico contrato millonario para la creación de una pintura relacionada al Bicentenario de Independencia, algunos artistas se pronunciaron y esto generó un debate sobre cuánto debe costar una pieza de arte en el mercado nacional.
El Ministerio de Cultura y Deportes dio marcha atrás al contrato de Q1.3 millones en el que Christian Igor Escobar Martínez realizaría un “Tríptico Aéreo” de más de 20 metros cuadrados. Esta obra de arte estaría ubicada en el interior del Palacio Nacional.
El pintor también reaccionó y prometió que devolvería los Q434 mil que Cultura ya le había entregado: “Voy a reintegrar los fondos que se habían asignado… Pido por favor que se respete mi persona y mi dignidad, no tengo nada que ocultar y por eso estoy acá”. externó Escobar en una conferencia de prensa.
Sin embargo, en redes sociales se generó un debate sobre cuánto valor monetario debe tener una obra de arte en Guatemala ya que pagar Q1.3 millones, para algunos, es excesivo. Pero, las críticas también se dirigían a la trayectoria del artista elegido para realizar tan importante obra.
Soy502 conversó con algunos artistas, curadores y especialistas en arte para que opinaran respecto de la controversia que indignó a muchos, debido a la inversión que se pretendía realizar en medio de una crisis por el Covid-19, en la que muchos representantes culturales han perdido su trabajo, además, según explican los expertos, el Gobierno nunca ha dado apoyo a la cultura.
Muchos de los especialistas consultados afirman que con ese dinero que el Ministerio pretendía realizar con fondos públicos se podría hacer mucho más por los artistas nacionales.
¿Cómo se determina el precio de la obra de un artista?
El curador independiente Diego Ventura explicó a Soy502 cómo se valora una obra de arte:
“El precio de mercado de las obras de un artista en el medio centroamericano, por lo general, se calcula a partir del currículo del artista ya que en él cuentan las exposiciones (y en dónde), conferencias, participación en bienales, certámenes. Actualmente, las exposiciones regionales y continentales suelen tener mucho peso.
El precio también va de la mano con el valor. Este valor reside en la plena identificación que los espectadores, coleccionistas, galeristas, curadores y gestores tienen de la obra (como conjunto de producción) y de su huella en la historia. Recordemos que la historia del arte escrita no es la misma que la historia del arte vivida por una comunidad artística”.
Ventura explica cuál es el precio de mercado, hasta 2020, de algunos artistas realistas e hiperrealistas guatemaltecos:
Pintura: Roberto Barahona, US$4 mil (alrededor de Q30,800) a 5 mil (unos Q38,500) por obras de 100 x 120 centímetros.
Samuel Escobar, US$1 mil dólares (cerca de Q7,700) a US$1,500 (alrededor de Q11,550) por dibujo de 20 x 27 centímetros.
Jorge Mazariegos Padre, US$5 mil (unos Q38,500) a US$7 mil (cerca de Q53,900) por obra de 90 x 110 centímetros.
Indignación por precio
En lo privado, algunos especialistas internacionales comentan que en las subastas de arte los precios pueden aumentar de un momento a otro, dependiendo del comprador interesado en ellas, o de la rareza de las piezas, incluso de la familia o el magnate que esté interesado en la obra, pero, regularmente, es la trayectoria y la fama que va adquiriendo el artista, lo que finalmente determina el precio.
A pesar de ello, actualmente los nuevos consumidores de arte, identificados empresarios jóvenes con gran poder adquisitivo, son quienes determinan el precio y la fama del artista. A nivel internacional, el arte suele ser una inversión muy rentable.
Maya Juracán, activista, curadora y gestora cultural explicó a Soy502 que existen obras grandes de Carlos Mérida (guatemalteco) en México que se valuarían a ese precio (Q1.3 millones) y obras de diez artistas guatemaltecos (Marylin Boror, Antonio Pichillá, Benvenuto Chavajay, Edgar Calel, Sandra Monterroso, Jorge de León, Manuel Chavajay, Ángel y Fernando Poyón, así como Moisés Barrios y Carlos Mérida) que adquirió el Museo Nacional Reina Sofía (España) y que juntos no valían ni el millón de quetzales. “Lo que hace la institución española es que busca coleccionistas en Guatemala y negocia alguna de las obras en donación”, agregó.
“Un artista emergente no puede tasar por ese precio pues no está registrado históricamente, la obra incrementa su valor por su trayectoria o relevancia histórica, este artista no cuenta con ninguna de los dos”, argumentó Juracán.
Para comisionar una obra, según Juracán, el Ministerio de Cultura debió tener a un asesor curatorial, “alguien que haya trabajado con colecciones de museos o colecciones privadas. Los historiadores de arte son los que dan relevancia histórica a una pieza, quienes justifican con una investigación y data, el costo de la pieza y la importancia de su adquisición”, señaló.