Conocida como Miyazaki o ‘huevo del sol’, esta variedad alcanza un precio en el mercado japonés cercano a los 50 dólares por unidad.
Rani y Sankalp Parihar, una pareja de horticultores indios de la región de Jabalpur, en la provincia central de Madhya Pradesh, han tenido que contratar un equipo de seguridad, incluido un escuadrón canino, para proteger su pequeña plantación de un exclusivo y codiciado mango japonés, variedad que tiene un precio en el mercado nipón cercano a los 50 dólares por unidad, recoge Hindustan Times.
Según relataron los agricultores, todo comenzó hace unos años cuando decidieron sembrar dos plántulas de mango desconocidas, que compraron a un hombre que conocieron en un tren mientras se encontraban de viaje. A medida que las plantas crecían, se dieron cuenta de que eran distintas a otros palos de mango que conocían, pero optaron por darles una oportunidad y dejarlas crecer, decisión de la que no se arrepentirían.
Cuando los primeros frutos comenzaron a brotar, la pareja se sorprendió por su textura y por su inusual color rubí, confirmando sus sospechas de que se encontraban frente a un tipo de mango que nunca habían visto. Tras investigar un poco, cayeron en cuenta que las inusuales frutas pertenecían a una variedad japonesa conocida como Miyazaki, o ‘huevo del sol’, considerada como un regalo de lujo en el país nipón.
Estos mangos se caracterizan por su piel de color rojo muy intenso, por su textura delicada y su sabor notablemente dulce. “La pulpa es como una gelatina, el color es impresionante, e incluso se puede comer la piel”, explicó Parihar, quien confesó que él prefiere referirse a los Miyazaki como Damini, como los bautizó en honor a su madre antes de conocer su verdadero nombre.
No obstante, la noticia sobre los lujosos frutos japoneses que crecían en la propiedad de los Parihar se difundió rápidamente por la comunidad, lo que captó de inmediato la atención de la delincuencia, resultando en la invasión de sus tierras y el robo de 14 de los preciados ‘huevos del sol’, contaron los afectados.
En consecuencia, este año los horticultores decidieron contratar a un cuerpo de seguridad privada, integrado por cuatro hombres y seis perros, para resguardar los dos árboles y los siete mangos que hasta el momento han crecido.