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A diferencia de las farmacéuticas BioNtech/Pfizer, las autoridades sanitarias estadounidenses siguen considerando innecesario colocar una tercera dosis. De ser necesaria, ¿quién debería recibir esa dosis de refuerzo?

Antes de que alguien se preocupe: todavía no está confirmado que todas las personas vacunadas con BioNTech / Pfizer realmente necesiten una tercera dosis. La alianza farmacéutica de BioNTech/Pfizer está planeando desarrollar vacunas de refuerzo en vista de la variante delta. Si el coronavirus no cambia fundamentalmente en estructura y condición como resultado de las mutaciones, solo las personas con un sistema inmunitario débil, como ancianos o pacientes con enfermedades inmunodeficientes, podrían necesitar esa vacuna de refuerzo, según un estudio estadounidense reciente sobre el efecto a largo plazo de las vacunas de ARNm.

Es por eso que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE. UU. reaccionaron con reticencia al anuncio de Pfizer y BioNTech, en una declaración conjunta en la que afirmaron que los estadounidenses totalmente vacunados no necesitan una tercera dosis o refuerzo.

Sin embargo, las autoridades, que están investigando el tema y que no quieren basarse solo en los datos de las farmacéuticas, dijeron estar preparadas para administrar dosis de refuerzo si las pruebas científicas así lo respaldan.

El efecto protector disminuye según el fabricante

Pfizer y BioNTech prevén una caída en la eficacia protectora de la vacuna contra el coronavirus en un plazo de seis meses: “Como ya se ha observado en los datos de campo recogidos por el Ministerio de Sanidad israelí, la eficacia protectora de la vacuna contra la infección y la enfermedad disminuye seis meses después de la segunda dosis”, señala un comunicado conjunto de las empresas.

Según los datos disponibles, es probable “que se requiera una tercera dosis entre seis y doce meses después de la segunda dosis”. Al mismo tiempo, las compañías farmacéuticas asumen que una tercera dosis proporcionará el mayor nivel de protección contra todas las variantes de coronavirus probadas hasta la fecha, incluida la delta.

Pfizer y BioNTech obtienen la mayoría de sus datos de Israel, donde la variante delta también se ha propagado.

¿Qué efecto tendría una tercera “vacuna de refuerzo”?

Por lo general, el llamado efecto de refuerzo para las vacunas contra el COVID-19 ya es provocado por la segunda dosis. Una vez que se produce nuevamente un contacto con el mismo agente patógeno -ya sea a través de la segunda vacunación o también a través de una infección- se genera una respuesta aumentada y acelerada del sistema inmunitario.

Esta reacción es provocada por las llamadas células de memoria, formadas durante el primer contacto. Las células de memoria reconocen de nuevo el antígeno, y pueden así reaccionar mucho más rápido para destruirlo. Es por esto que la segunda vacunación es especialmente importante para todos, y por esa misma razón, los recuperados también reciben solo esta segunda vacuna.

El debate actual muestra que los datos fiables sobre la eficacia a largo plazo de las vacunas contra el SARS-CoV-2 son limitados hasta ahora porque, lógicamente, aún faltan estudios sobre efectos a largo plazo, y porque los datos sobre los respectivos grupos de edad y de riesgo varían.

Vacunación a destiempo en países en desarrollo

A nivel global, el debate sobre una tercera dosis podría resultar inoportuno. Mientras que en muchos países industrializados se supone que todos los habitantes deberían recibir al menos una dosis de la vacuna para finales del verano, muchos países en vías de desarrollo de Asia, pero también de África o de América Latina, ni siquiera han podido empezar a vacunar debido a la escasez de preparados.

Según un reciente estudio publicado en The Lancet, los países más ricos del mundo, que albergan algo menos del 16% de la población mundial, se han hecho con cerca del 70% de las cinco principales vacunas. En los países pobres, solo se ha administrado el 0,2% de las vacunas, según la OMS. Según esos datos, la vacunación masiva en estos países más pobres no podría comenzar, hasta 2024, como la fecha más temprana.

Si las variantes del virus siguen propagándose tan rápidamente y se adaptan mejor al ser humano, esto podría volver a ser un problema grave para los países más ricos, a mediano plazo.

(ju/cp)

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