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Lo que parece un cruce entre un tiburón y una manta raya es un insólito tiburón que vivía en las aguas del Cretácico.

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Hace unos 93 millones de años, cuando aún deambulaban por la Tierra los dinosaurios, un extraño tiburón con aletas en forma de alas y una boca bastante ancha se movía por las aguas de lo que actualmente es el Golfo de México. Este extraño tiburón, apodado Aquilolamna milarcae, o tiburón águila del Museo Milarca, donde se exhibirá su fósil, tiene bastantes similitudes con las rayas del diablo, que también lucen “alas” como aletas. Sin embargo, a pesar de su parecido, ni las rayas ni las mantarrayas existían aún en este momento de la historia de la Tierra.

Características físicas de la especie desconocida

Lo que más llama la atención de este tiburón alado son precisamente sus aletas en forma de alas que le habrían ayudado a deslizarse a través de los mares antiguos. Medía aproximadamente dos metros de punta a punta, en donde su longitud es comparable a la envergadura de las águilas calvas. Lógicamente este tiburón alado no contaba con garras o plumas, pero su enorme envergadura hace casi imposible no asociarle esta característica. Se cree que el animal usó su cola para propulsar y sus “alas” para mantener el equilibrio. Su envergadura era más ancha que la del propio tiburón. Comparte algunas características con los tiburones pelágicos al lucir una aleta caudal (cola) con un lóbulo superior bien desarrollado como se ve en los tiburones ballena y tigre. Una quimera natural de tiburón y raya.

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Oscar Sanisidro

Abrimos una nueva página en la historia de la familia de los tiburones.

Esta nueva especie estaban equipados con impresionantes aletas pectorales, que en el espécimen estudiado medían 1,9 metros a pesar de que el cuerpo del animal medía 1,65 metros de largo. Según los investigadores, que publican su estudio en la revista Science, no se trataba de un depredador temible, sino de una criatura que habría utilizado el mismo sistema de alimentación que las ballenas. Su grande y ancha boca habría filtrado el agua y obtenido su pequeño alimento: plancton, según el equipo de investigación internacional liderado por Romain Vullo, del CNRS (Centro Nacional para la Investigación Científica).

Anteriormente, los paleontólogos solo conocían otro grupo de grandes peces óseos que se alimentaban de plancton, los pachycormidae, que surcaban los océanos durante el período Cretácico. El descubrimiento de Aquilolamna milarcae eleva este número a dos.

Según los expertos, este tiburón con cuerpo aerodinámico “en forma de torpedo”, cuyos restos fósiles fueron desenterrados cerca de la ciudad de Vallecillo, al norte de México, era un ejemplar adolescente. Probablemente un nadador relativamente lento, comparable a otros elasmobranquios que engullen plancton.


El fósil del tiburón alado no tiene aletas pélvicas (ubicadas en la parte inferior de los tiburones, cerca de la cola) ni una aleta dorsal, algo que recordamos por las películas más míticas tiburones de Hollywood. Pero no hay seguridad respecto a si el tiburón contaba con estas aletas cuando estaba vivo o si simplemente no llegaron a fosilizarse.

Está claro que habría sido todo un espectáculo poder contemplar la vida submarina de esta época: imaginemos mosasaurios, plesiosaurios y tiburones alados deslizándose delante de nuestros ojos…

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