Este 25 de marzo se cumplen 466 años del descubrimiento por el astrónomo holandés Christian Huygens de la luna Titán, la mayor de Saturno.
Es la segunda del Sistema Solar, tras Ganímedes, descubierta por Galileo en 1610 alrededor de Júpiter.
Dedicado a la fabricación de telescopios, Huygens había descubierto la ley de la refracción para derivar la distancia focal de las lentes. También se dio cuenta de cómo optimizar sus telescopios utilizando una nueva forma de lijar y pulir las lentes.
El 25 de marzo de 1655, apuntó uno de sus nuevos telescopios hacia Saturno con la intención de estudiar sus anillos. Pero se sorprendió mucho al ver que, además de los anillos, el planeta también tenía una gran luna y le dio el nombre de Luna Saturni. Huygens publicó este descubrimiento así como sus observaciones de los anillos del planeta en una obra titulada Systema Saturnium, publicada en 1659, una vez que corroboró todas sus observaciones.
El nombre de «Titán» y los otros siete satélites de Saturno conocidos por John Herschel (hijo de William Herschel) proviene de la publicación en el año 1847 de sus observaciones sobre Saturno, donde sugería los nombres de los titanes, hermanos y hermanas de Crono (el nombre griego para el dios romano del tiempo Saturno), como un método más efectivo para nombrar a los satélites de Saturno que hasta entonces se designaban por numerales romanos siguiendo el orden de proximidad al planeta.
Único satélite conocido que posee una atmósfera importante, Titán es el único objeto, aparte de la Tierra, en el que se ha encontrado evidencia clara de cuerpos líquidos estables en la superficie, compuestos de hidrocarburos.
Titán puede en general observarse con telescopios pequeños (con diámetro superior a unos 5 cm) e incluso con unos grandes prismáticos, como un punto «estrelliforme» cercano a Saturno.
Europa Press