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Audaces operaciones de espionaje del Mossad en todo el mundo. La emprendedora “nación de las startups” que alberga montones de ideas multimillonarias. Estos son dos motores de la imagen de Israel en el extranjero que sus líderes políticos y empresariales se complacen en promover desde hace tiempo.

Esa imagen parece haber sufrido un golpe con los nuevos informes de que, una vez más, la tecnología fundada en Israel, como el software Pegasus de la empresa NSO, se utilizó por gobiernos de todo el mundo para supuestamente hackear los teléfonos móviles de activistas de derechos humanos, periodistas y otros.

NSO y sus defensores afirman que su software está destinado únicamente a capturar terroristas y otros delincuentes, y afirman que suele salvar vidas y que funciona bajo estrictos controles de exportación.

La empresa afirma que no controla lo que sus clientes hacen con el software, sino que sigue las leyes israelíes sobre la exportación de tecnología de grado militar, es selectiva a la hora de investigar a sus clientes y corta el acceso si descubre un uso indebido.

Sin embargo, las recientes revelaciones de un consorcio internacional de medios de comunicación y grupos de derechos humanos sobre Pegasus vuelven a poner en el centro de atención tanto a la empresa como a Israel. Ahora, mientras muchos se plantean la moralidad y la legalidad de estos programas, tanto dentro de Israel como en la comunidad internacional se reclama una mejor regulación del mercado del ciberespionaje.

Un binomio perfecto de espionaje y tecnología

El dominio de Israel en el campo de la ciberseguridad no se produjo en el vacío. Las unidades de inteligencia y operaciones encubiertas del país, especialmente su agencia de seguridad llamada Mossad, tienen desde hace tiempo una reputación de espionaje astuto, audaz y despiadado, que se ha visto reforzada por las películas de Hollywood.

A medida que crecía el protagonismo de Israel como centro de innovación tecnológica y de creación de empresas, ambas áreas convergieron para dar a este pequeño país una influencia enorme en la industria de la ciberseguridad.

El buen sistema educativo del país más el servicio militar obligatorio hacen que decenas de jóvenes israelíes reciban una formación de alto nivel en ciberseguridad y ciberguerra antes incluso de que muchos de ellos vayan a la universidad, según Tal Pavel, jefe de estudios de ciberseguridad del Colegio Académico de Tel-Aviv Yaffo.

Gran parte de la tecnología más puntera del país tiene sus raíces en el desarrollo militar, señaló Pavel.

Una de las unidades de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel es la secreta Unidad 8200, la agencia de ciberespionaje que ha producido algunas de las mayores superestrellas tecnológicas del país.

“Una de las cosas únicas en Israel es la ‘cinergía’, la unión de la cibernética y la sinergia entre las industrias”, dijo Pavel a CNN, antes de aludir a una característica que, según él, quizás esté arraigada en la psique israelí.

“También hay algo aquí… quizás también está la lucha por sobrevivir. Si todo es feliz y no estás constantemente tratando de sobrevivir (contra la gente que trata de destruirte), no tienes que innovar, que hacer frente”.

La caída de NSO

NSO se fundó en 2009, pero no fue hasta 2016 cuando el poder de la tecnología de NSO se puso en tela de juicio.

Fue en ese año cuando surgieron informes de que el activista de derechos humanos emiratí Ahmed Mansoor recibió mensajes de texto sospechosos con enlaces, que los investigadores del Citizen Lab de la Universidad de Toronto revelaron que contenían malware de NSO que hubiera hackeado su iPhone. (En 2018, Mansoor fue condenado a 10 años de prisión por “dañar la reputación” de los Emiratos Árabes Unidos en las redes sociales).

El software Pegasus también estuvo supuestamente relacionado con el asesinato en 2018 del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi a través del también disidente Omar Abdulaziz, cuyo teléfono fue supuestamente hackeado mediante el software Pegasus.

Abdulaziz demandó a NSO en 2019, acusando a la empresa de violar el derecho internacional al vender el software a regímenes opresores. A principios del año pasado, un juez israelí rechazó la solicitud de NSO de desestimar la demanda, la cual, argumentó la empresa, carecía de “buena fe”, según The Guardian. NSO negó repetidamente que su software se utilizara para vigilar a Khashoggi o a su familia.

NSO niega afirmaciones; países inician investigaciones

La reciente investigación del consorcio internacional de medios de comunicación y derechos humanos encontró pruebas del software Pegasus en 37 teléfonos pertenecientes a personas que, según la propia descripción de la empresa sobre la finalidad del software, no deberían haber sido objeto del software de NSO, como periodistas y activistas de derechos humanos.

CNN no ha verificado de forma independiente las conclusiones de esa investigación, denominada Pegasus Project, organizada por Forbidden Stories. En una declaración a CNN, NSO negó rotundamente las conclusiones de la investigación, afirmando que encontró fallos en muchas de sus afirmaciones.

En consecuencia, países como Francia han anunciado investigaciones sobre el uso de la tecnología, mientras que Amazon anunció que había “cerrado la infraestructura y las cuentas correspondientes” vinculadas a NSO que utilizaban los servicios de Amazon.

La punta del iceberg

NSO es simplemente una parte de una vasta industria de ciberespionaje, según Israel Bachar, un consultor de estrategia y comunicaciones que ha trabajado con muchos de los principales líderes políticos de Israel, entre ellos el ex primer ministro Benjamin Netanyahu y el actual vice primer ministro y ministro de Defensa Benny Gantz.

“Seamos sinceros, los Estados recopilan información contra los demás constantemente. Todos espían a todos. Y cuando se trata de una empresa israelí hay mucha hipocresía”, dijo Bachar, señalando las anteriores revelaciones sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos a líderes mundiales y a sus propios ciudadanos. “NSO es una herramienta más, pero hay muchas otras herramientas”.

Más allá de sus capacidades reales, empresas como NSO también ayudan a Israel diplomáticamente, afirmó Bachar, ya que durante años el país cultivó silenciosamente, y ahora públicamente, relaciones con antiguos adversarios.

“Una de las herramientas que Israel utiliza diplomáticamente es su capacidad en materia de inteligencia. No es un secreto que Israel comparte servicios de inteligencia sensibles incluso con los países árabes porque tenemos interés en protegerlos”, dijo Bachar.

Pero el profesor Yuval Shany, director del departamento de Derecho Internacional Público de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dice que esta táctica está empezando a ser contraproducente para la imagen de Israel.

“La lógica es que Israel puede estar dispuesto a hacerse de la vista gorda en las operaciones que se realizan con regímenes amigos en el sentido de que son amigos de Israel pero no necesariamente amigos de los derechos humanos”, dijo Shany. “Creo que este reciente escándalo, que es bastante embarazoso tanto para NSO como para Israel, llevaría al menos a corto plazo a un cierto endurecimiento de las normas de control de las exportaciones”.

Cómo controlar lo incontrolable

A diferencia de las armas convencionales, el software suele ser un elemento intangible, y puede venderse y transferirse fácilmente por todo el mundo, lo que dificulta los intentos de controlar una tecnología como el sistema Pegasus.

La tecnología de NSO y otras similares de grado militar están reguladas por una estructura de control de las exportaciones dentro del Ministerio de Defensa de Israel, dijo Shany. Este organismo examina tanto la tecnología como el objetivo, es decir, la entidad —estatal o no— que adquiere la tecnología y su historial de derechos humanos, añadió. Pero, dijo Shany, al observar las acusaciones en torno al software Pegasus de NSO, “los resultados no son impresionantes, es bastante preocupante”.

En respuesta a las acusaciones más recientes en torno a la tecnología de NSO, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, dijo que están “estudiando” las acusaciones, mientras que se designó un equipo interministerial para investigar el proceso actual y si la tecnología de fabricación israelí estaba utilizándose indebidamente en el extranjero, según Reuters.

Una solución rápida, dijo Shany, sería que Israel firmara formalmente el Acuerdo de Wassenaar entre 42 países, que trata de aportar transparencia a la exportación de tecnología militar y de doble uso, e intenta evitar que dicha tecnología sea adquirida por elementos peligrosos. Shany dijo que Israel se adhiere actualmente al acuerdo, pero no es un miembro formal.

Posibles opciones

Sin embargo, las reformas más importantes para ayudar a controlar esa tecnología vendrán de dentro, dijo Karine Nahon, profesora del Centro Interdisciplinario Herzliya y presidenta de la Asociación de Internet de Israel.

“Si Israel no lo exporta alguien lo hará, si no se les da a esos ingenieros y a las empresas de nueva creación licencias y se les proporciona una especie de supervisión nada les impide trasladarse a otro país y venderlo desde allí”, dijo.

Nahon pide que la consideración ética y la posibilidad de que esa tecnología sea explotada se conviertan en una parte más importante de la decisión de exportar. Además, sugirió que las empresas deberían poner más limitaciones al uso del software y supervisar más la forma en que sus clientes lo utilizan, algo sobre lo que NSO dice tener poco control.

“NSO no opera el sistema y no tiene visibilidad de los datos”, dijo la compañía en un comunicado la semana pasada, afirmando que continuará investigando “todas las reclamaciones creíbles de uso indebido y tomará las medidas apropiadas sobre la base de los resultados” de tales investigaciones.

“Lo hace más complicado en cuanto a la responsabilidad de estas empresas y de Israel, pero por otro lado podría minimizar el número de países a los que se exporta este software”, dijo Nahone.

Una situación que podría beneficiar a Israel

Aunque pueda parecer que NSO y la imagen de Israel están siendo arrastradas por su conexión con una vigilancia tan alarmante, Bachar dijo que, en general, podría tener un efecto positivo para aquellos que quieren seguir dando brillo a Israel como líder en tecnología avanzada y operaciones de inteligencia.

“Creo que a veces la gente viene a maldecir y el resultado es que hay una bendición porque lo que sucedió, al final del día, la gente recuerda que la mejor tecnología es la tecnología israelí, NSO”, dijo Bachar. “Eso es lo que la gente recordará dentro de tres meses”.

CNN

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