El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pidió formalmente este viernes al Senado abrir un proceso de destitución contra el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, que lo investiga en un caso sobre la divulgación de noticias falsas y ataques a la democracia.
Este acto del líder ultraderechista se enmarca dentro del pulso institucional que mantiene con el Poder Judicial, que en las últimas semanas ha estrechado el cerco contra el gobernante y sus aliados por su campaña de descrédito hacia el Supremo y las autoridades electorales.
Un funcionario del Palacio presidencial de Planalto fue el encargado de presentar en la Cámara Alta la petición, firmada por Bolsonaro y al abogado general del Estado, Bruno Bianco, para iniciar un juicio político con fines de destitución contra De Moraes.
El pasado fin de semana, el mandatario adelantó que iba a solicitar oficialmente un ‘impeachment’ contra De Moraes y Luis Roberto Barroso, otro de los once jueces del Supremo y actual presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), aunque finalmente desistió de incluir a este último.
De Moraes es el juez instructor de una investigación en la que Bolsonaro figura como sospechoso y que intenta averiguar el origen y la financiación de una red de “milicias digitales de ultraderecha” que se encargan de propagar contenido falso y ataques contra la democracia a través de internet.
“No es el momento idóneo para discutir el asunto”
Este mismo viernes, el magistrado autorizó allanar las residencias de una decena de personas, entre ellas el diputado Otoni de Paula y el cantante ultraderechista Sergio Reis, acusados de “conspirar” contra las instituciones.
En su escrito, Bolsonaro alegó que de Moraes actúa de manera “inquisitorial”, con “parcialidad” y de forma “partidaria” al ser “al mismo tiempo investigador, acusador y juez”.
El hecho de que un jefe de Estado pida la destitución de un juez del Supremo tiene un fuerte simbolismo, aunque previsiblemente no prosperará en el Parlamento, pues el jefe del Senado, Rodrigo Pacheco, ya adelantó que no es el momento idóneo para discutir el asunto en medio de la grave crisis sanitaria y económica.
La tensiones entre Bolsonaro y la Corte Suprema y el Congreso comenzaron a mediados del año pasado, cuando ambos poderes permitieron a gobernadores y alcaldes adoptar medidas de aislamiento contra la pandemia de coronavirus, que el mandatario censura.
Este año, el conflicto institucional se agravó a partir de la agresiva campaña de descrédito del presidente contra el sistema electrónico de votación que funciona en el país desde 1996, el cual, en su opinión, fomenta “fraudes”, aunque reconoce no tener pruebas al respecto.
Con sus índices de popularidad en caída libre y los últimos sondeos vaticinando su derrota en las elecciones de 2022, Bolsonaro ha alentado a sus simpatizantes a salir a las calles el próximo día 7 de septiembre, cuando se celebra la Independencia de Brasil, para protestar contra el Supremo y la Justicia Electoral.
mg (efe, Correio Braziliense)