
“Nos dijeron: ‘vamos a construir una hidroel??ctrica y necesitamos que abandones tu casa porque esta ??rea ser?? inundada”.
Andriy Mastrienko todav??a recuerda el d??a en que tuvo que abandonar para siempre la casa donde vivi?? su familia por generaciones, cerca del r??o Dni??per, en la Ucrania sovi??tica.
“Nos dijeron que nos ten??amos que ir y dejar solo las paredes”, cont?? a la BBC.
Su pueblo, como otros 200 en Ucrania y otros cientos por toda la Uni??n Sovi??tica fueron inundados por ??rdenes de Stalin para la construcci??n de alg??n megaproyecto socialista, ya fuera una hidroel??ctrica, un canal o una presa.
Y es que como parte de los esfuerzos sovi??ticos para demostrar la superioridad del sistema socialista sobre el capitalismo, la URSS dise???? una ambiciosa agenda para lograr una econom??a industrial avanzada.
Pero muchos de estos ambiciosos proyectos tuvieron consecuencias catastr??ficas: desde desplazamientos humanos masivos y muertes hasta da??os medioambientales en algunos de los ecosistemas m??s conservados del este de Europa.

El recuerdo del reasentamiento forzoso y la destrucci??n de sus hogares persigue a los sobrevivientes 70 a??os despu??s.
“Las autoridades no explicaron mucho por qu?? la gente ten??a que ser relocalizada. Hubo solo un mensaje: es necesario para el desarrollo de la econom??a”, cuenta a la BBC Svietlana Sliusarenkio, que era una ni??a cuando sus padres tuvieron que abandonar su pueblo.
Gran parte de los que lo vivieron ya han muerto, pero a lo largo de Rusia y en muchas exrep??blicas sovi??ticas todav??a quedan torres de iglesias, muros o construcciones abandonadas que sobresalen como m??stiles sobre un lecho de agua.
Son el ??ltimo vestigio de una ??poca oscura de autoritarismo y represi??n, los ??ltimos testimonios en piedra de lo que se le ha dado en llamar la “Atl??ntida sovi??tica” (en referencia a la m??tica ciudad sumergida).
La industrializaci??n de Stalin
Desde finales de la d??cada de 1930 el gobierno de Stalin ide?? una nueva concepci??n del “modelo sovi??tico” de comunismo que buscaba demostrar por todas las v??as posibles la grandeza del sistema frente a su f??rreo oponente, el capitalismo.
Dieron paso a lo que algunos historiadores han llamado con el tiempo “gigantoman??a”, una obsesi??n por construir edificaciones colosales que dieran cuenta dentro y fuera de la “gloria de la Uni??n Sovi??tica” y su “poder sobre la naturaleza”, a veces al costo de la vida de miles de personas.
En 1935, poco despu??s que la colectivizaci??n de la Uni??n Sovi??tica dejara una de las peores hambrunas de la historia, el Comit?? Estatal de Planificaci??n aprob?? la creaci??n de la represa m??s grande que se hab??a construido en el mundo hasta ese momento.
En abril de 1941, los r??os Volga y Sheksna fueron bloqueados para la creaci??n del embalse de ??glich.

Se anegaron 5.000 kil??metros cuadrados de tierra y m??s de 660 aldeas y la ciudad de Mologa, fundada en el siglo XII, quedaron completamente bajo las aguas.
En total, unas 130.000 personas tuvieron que ser reubicadas y se destruyeron grandes extensiones de tierras agr??colas y bosques a lo largo del r??o Volga.
La cadena de embalses que se siguieron construyendo siguieron anegando pueblos y pasaron a formar la que tambi??n fue por a??os la mayor central hidroel??ctrica del planeta (que es todav??a la mayor de Europa): la Volga GES.
Archivos desclasificados tras el fin del estalinismo muestran que la construcci??n fue realizada principalmente por prisioneros del campo penitenciario de Volzhsky, donde tambi??n fueron enviados los que se negaban a reubicarse.
Las escenas se repitieron a la largo de la Uni??n Sovi??tica.
Los grandes proyectos del comunismo
El final de la Segunda Guerra Mundial marc?? el inicio de la recuperaci??n econ??mica sovi??tica y, tambi??n, el comienzo de la Guerra Fr??a.
Fue entonces cuando Stalin ide?? un plan conocido como los “Grandes Proyectos de Construcci??n del Comunismo”, que englobaban una serie de hidroel??ctricas y canales de riesgo a lo largo de la Uni??n Sovi??tica.
Algunos, como el Canal Principal de Turkmenist??n, nunca fueron completados, pero otros todav??a siguen en pie.

La estaci??n el??ctrica de Kremenchug, para la que fueron desplazadas las familias de Mastrienko y Sliusarenkio, fue inaugurada en 1960.
Un ??rea de tres veces el tama??o la ciudad de Chicago fue inundada para estos fines y m??s de 130.000 personas fueron desplazadas.
“Si alguien se negaba, enviaban buld??ceres en la fecha fijada para la salida a demoler las viviendas”, recuerda Sliusarenkio.
“No ten??an alternativa, nadie pod??a cuestionar nada. Era una orden y hab??a que cumplirla”.
Las inundaciones
Seg??n cuenta Sliusarenkio, un a??o antes de la inundaci??n programada, las autoridades comenzaban a visitar los pueblos para decirles que se ten??an que ir y tasaban las casas: pagaban un poco m??s por las m??s antiguas.
Las casas eran marcadas despu??s con pintura en las fachadas: escrib??an con grandes letras y n??meros la fecha en la sus habitantes deb??an abandonarla para siempre.
Las autoridades facilitaban transporte para las familias, pero el ganado deb??a moverse a pie, muchas veces por distancias de cientos de kil??metros.
“Mi esposa orde??aba vacas y tuvo que hacer todo ese trayecto a pie con los animales”, dice Mastrienko.
Sliusarenkio, por su parte, recuerda que a los habitantes les daban la oportunidad de sacar los restos de sus muertos de los cementerios de los pueblos que ser??an inundados y llevarlos consigo a donde se fueran.
“Si no pod??an o no quer??an desenterrar a sus muertos, les ped??an que quitaran las cruces y pasaban los buld??ceres para nivelar las b??vedas con el terreno y que as?? los restos no salieran a flote cuando las tumbas quedaran bajo agua”, dice.
La historia oficial de Rusia no recoge los nombres de los centenares de personas que se estima murieron ahogadas por negarse a abandonar sus viviendas antes de que fueran inundadas.
El recuerdo de la “Atl??ntida sovi??tica” y de los centenares de pueblos y aldeas que la formaron tambi??n se han difuminado a medida que mueren los ??ltimos testigos de aquellos a??os y por el escaso inter??s de las autoridades rusas de ahondar en un pasado que podr??an da??ar, a??n m??s, la imagen de un l??der sovi??tico que Putin admira.
Sin embargo, con el paso de los a??os, las estaciones y las sequ??as, los titulares de nuevos restos de poblados sumergidos que salen a flote aparecen espor??dicamente en la prensa rusa.
Y nuevas empresas tur??sticas hacen de las excursiones en yates y cruceros a la “Atl??ntida” un nuevo destino de la nostalgia.
BBC News