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Personas reunidas en torno a una fogata
Pie de foto,La excepcional relaci??n de la humanidad con la energ??a empez?? hace cientos de miles de a??os, con el descubrimiento del fuego.

Desde los primeros humanos que frotaron dos palos para hacer fuego, hasta los combustibles f??siles que impulsaron la revoluci??n industrial, la energ??a ha jugado un papel central en nuestro desarrollo como especie. Pero la manera en que la consumen nuestras sociedades tambi??n ha creado el mayor reto para la humanidad. Uno que requerir?? todo nuestro ingenio para resolver.

La energ??a es la clave del dominio mundial de la humanidad.

No solo se trata del combustible que impulsa los aviones y nos permite atravesar continentes enteros en pocas horas, o las bombas que construimos que pueden aplastar ciudades enteras, sino las enormes cantidades de energ??a que consumimos todos los d??as.

Considera esto: un ser humano en reposo requiere la misma cantidad de energ??a que una bombilla incandescente tradicional para sostener su metabolismo -unos 90 vatios (julios por segundo)-.

Pero lo que un humano promedio en un pa??s desarrollado usa se acerca a 100 veces esa cantidad, si se suma la energ??a necesaria para movernos, construir y calentar nuestras casas, cultivar nuestro alimento y todas las otras cosas a las que se dedica nuestra especie.

El estadounidense promedio, por ejemplo, consume unos 10.000 vatios.

Esa diferencia explica mucho sobre nosotros, nuestra biolog??a, nuestra civilizaci??n y el incre??blemente pr??spero estilo de vida que llevamos, comparado, naturalmente, con los otros animales.

Cr??neos de antiguos hom??nidos
Pie de foto,Los cerebros de los humanos modernos (el de arriba y el de abajo a la derecha) son m??s grandes que los de nuestros m??s antiguos antepasados. ??Influy?? el control del fuego en el crecimiento del cerebro?

Porque, virtualmente contrario a todas los dem??s seres de la Tierra, nosotros los humanos hacemos mucho m??s con la energ??a que impulsar nuestro metabolismo.

Somos criaturas de fuego.

La excepcional relaci??n de la humanidad con la energ??a empez?? hace cientos de miles de a??os, con el descubrimiento del fuego.

El fuego hizo mucho m??s que mantenernos calientes, protegernos de nuestros depredadores y darnos una nueva herramienta para la caza.

Una serie de antrop??logos cree que el fuego realmente modific?? nuestra biolog??a.

“Cualquier cosa que permite a un organismo adquirir energ??a de forma m??s eficiente va a tener efectos enormes en la trayectoria evolutiva de ese organismo”, explica la profesora Rachel Carmody de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts.

Ella cree que el desarrollo clave fue la cocina. La cocina transforma la energ??a disponible de la comida, arguye.

Los carbohidratos, prote??nas y l??pidos que aportan nutrientes a nuestros cuerpos se desenvuelven y son liberados cuando se calientan.

Eso facilita que nuestras enzimas digestivas trabajen m??s eficientemente, extrayendo m??s calor??as m??s r??pidamente que si consumi??ramos la comida cruda.

Interpr??talo como una manera de “predigesti??n” de la comida.

Un bombillo incandescente
Pie de foto,Un ser humano en reposo requiere la misma cantidad de energ??a que una bombilla incandescente para sostener su metabolismo.

La profesora Carmody y sus colegas creen que esa energ??a adicional garantiz?? la evoluci??n de nuestros peque??os intestinos gruesos y relativamente grandes cerebros -hambrientos de energ??a- que nos distinguen de nuestros m??s cercanos parientes primates.

Y, a medida que nuestros cerebros fueron creciendo, se cre?? un c??rculo de retroalimentaci??n positiva.

Cuando se a??aden neuronas al cerebro mam??fero, la inteligencia aumenta exponencialmente, indica Suzana Herculano-Houzel, neurocient??fica basada en la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee.

Con cerebros m??s inteligentes, nos volvimos mejores para la caza y el forrajeo.

Tambi??n encontramos mejores maneras de tener acceso a las calor??as en la comida -al machacarla con una roca, molerla en harina, o simplemente dejar que se pudra- y, por supuesto, asarla sobre el fuego.

Al hacerlo, aumentamos a??n m??s el suministro de energ??a para nuestros cuerpos.

Esto nos permiti?? evolucionar cerebros m??s inteligentes y el resultado de este c??rculo virtuoso impuls?? nuestros cerebros al primer puesto de la clase.

Un pintura rupestre en Espa??a que se cree muestra una persona escalando un pe??asco con cuerdas para recolectar miel de una colmena y usando humo para ahuyentar a las abejas
Pie de foto,Un pintura rupestre en Espa??a que se interpreta como una persona escalando un pe??asco con cuerdas para recolectar miel de una colmena de abejas. Es posible que est?? usando el humo de una tea para ahuyentar las abejas.

A lo largo de cientos de miles de a??os, el clima cambi?? constantemente, con capas de hielo que se extend??an y luego se retiraban por todo el hemisferio norte.

La ??ltima Edad de Hielo termin?? hace unos 12.000 a??os. Las temperaturas globales subieron r??pidamente y luego se estabilizaron, y la humanidad se embarc?? en su siguiente transformaci??n energ??tica.

Fue una revoluci??n que ver??a al mundo alcanzar niveles sin precedentes de cambio tecnol??gico.

“En 2.000 a??os, por todo el mundo, en China, en Oriente Pr??ximo, en Sudam??rica, en Mesoam??rica, hubo pueblos domesticando cultivos”, dice el doctor Robert Bettinger, de la Universidad de California, Davis.

La plantaci??n de cultivos fue pr??cticamente imposible durante la Edad de Hielo, opina, pero el nuevo clima c??lido, junto con un gran aumento de di??xido de carbono (CO2), fue muy propicio para la vida vegetal.

El mono que cocinaba se convirti?? tambi??n en un mono que cultivaba.

Mural de un cultivador en la tumba de Sennedjem, un artesano que vivi?? en antiguo Egipto
Pie de foto,Mural de un cultivador en la tumba de Sennedjem, un artesano que vivi?? en antiguo Egipto.

Se requiri?? una gran inversi??n de energ??a humana en la forma de trabajo arduo y duro. A cambio, nuestros antepasados cosecharon un suministro de comida m??s abundante y fiable.

Piensa un instante sobre lo que hay que hacer para cultivar.

Los campos act??an como una especie de panel solar, pero en lugar de producir electricidad, convierten los rayos del sol en paquetes de energ??a qu??mica digerible.

Principalmente estaban los cultivos de cereales -granos domesticados como el trigo, el ma??z y el arroz- que actuaban como una especie de moneda [o bien] de energ??a almacenada.

Ese bien se puede guardar en un silo para consumirlo cuando venga bien en los meses de invierno. O se puede llevar hasta el mercado para intercambiar por otros. O reinvertirlo plantando la siguiente cosecha.

O para engordar animales, que pueden convertir esa energ??a en carne, l??cteos o fuerza de tiro.

Mohenjo Daro en Pakist??n
Pie de foto,Despu??s de la llegada de la agricultura, los humanos empezaron a experimentar con la convivencia en grandes y complejos asentamientos, como Mohenjo Daro en Pakist??n.

Con el paso de los siglos, los animales y plantas domesticados en diferentes sitios del mundo se fusionar??an en una especie de paquete agr??cola, se??ala Melinda Zeder, una arque??loga que estudia el desarrollo de la labranza pastoral en el Instituto Smithsonian.

Los cultivos alimentaron a los animales. Los animales trabajaron la tierra. Su esti??rcol aliment?? a los cultivos. Y, dice la doctora Zeder, como paquete, aportaron una fuente de comida mucho m??s fiable y abundante.

M??s comida signific?? m??s poblaci??n, que pod??a expandirse a nuevos territorios y desarrollar nuevas tecnolog??as que produc??an a??n m??s comida.

Fue otro ciclo virtuoso, pero esta vez impulsado por la energ??a solar captada a trav??s de la agricultura.

El excedente de energ??a creado signific?? que pod??amos sostener poblaciones m??s grandes y, lo que es m??s, no todos ten??an que dedicarse al cultivo.

Las personas pod??an especializarse en la fabricaci??n de herramientas, de casas, fundiendo metales o, si vamos al caso, dici??ndole a otros qu?? era lo que deb??an hacer.

La civilizaci??n iba en desarrollo y con ella tambi??n hubo cambios fundamentales en las relaciones entre personas.

Las comunidades cazadoras recolectoras tienden a compartir sus recursos equitativamente. En comunidades agr??colas, en contraste, se pueden desarrollar profundas desigualdades.

El emperador Manuel I Comneno se re??ne con el rey Amalarico I de Jerusal??n. Miniatura del libro Historia de William of Tyre, a??os 1460
Pie de foto,En ??pocas medievales, s??lo los reyes y nobles gozaban del estilo de vida abundante del que cada vez m??s de nosotros tiene hoy d??a.

Los que trabajaban largas horas en los campos naturalmente quer??an almacenar sus granos. Y luego estaban los que ten??an las armas de metal que se llevaban su tajada de esos graneros a manera de impuestos.

De hecho, durante miles de a??os, el est??ndar de vida de la gran mayor??a de la gente en la Tierra no mejor?? significativamente, a pesar de la abundancia producida por la agricultura.

“Las sociedades cazadoras recolectoras fueron la sociedades afluentes originales”, dice Claire Walton, arque??loga residente de la Antigua Granja Buster, un museo arqueol??gico al aire libre en Hampshire, Inglaterra. “Gastaban unas 20 horas a la semana en lo que se podr??a llamar puro trabajo”.

En comparaci??n, un granjero romano o saj??n de la Edad de Hierro, Neol??tica, tendr??a que gastar el doble de eso, opina.

S??lo los reyes y los nobles viv??an ese estilo de comodidad del que cada vez m??s de nosotros gozamos hoy en d??a.

Se necesitar??a un cambio contundente en el uso de energ??a para logar eso, un cambio impulsado por combustibles f??siles.

Llegado el siglo XVIII, nuestras sociedades cada vez m??s pobladas empezaron a estrellarse contra los l??mites de la energ??a que los rayos de sol pod??an producir a diario.

El cohete, la locomotora dise??ada y construida por George and Robert Stephenson
Pie de foto,El cohete, como se llam?? la locomotora dise??ada y construida por George and Robert Stephenson.

La cat??strofe malthusiana se cern??a sobre nosotros. ??C??mo podr??amos cultivar comida lo suficientemente r??pido para alimentar todas esas bocas o, en efecto, tener suficiente madera para construir nuestras casas y barcos, y producir el carboncillo para fundir todas nuestras herramientas de metal?

As?? que empezamos a recurrir en cambio a una piedra negra que pod??amos excavar y quemar en cantidades casi ilimitadas.

El carb??n contiene la energ??a solar atrapada durante millones de a??os de los bosques fosilizados.

En el siglo XX, esa materia negra ser??a reemplazada por unos yacimientos geol??gicos a??n m??s ricos en energ??a fotosint??tica: petr??leo y gas natural.

Y con estos, todo tipo de actividades nuevas fueron posibles.

Los combustibles f??siles no s??lo eran abundantes. Tambi??n proporcionaban mayores fuentes de energ??a, liber??ndonos de nuestra dependencia de los animales.

Primero llegaron los motores de vapor, que convert??an el calor del carb??n en movimiento. Luego el motor de combusti??n interna. Despu??s, la turbina de propulsi??n.

Lanzamiento del Saturno V
Pie de foto,El cohete Saturno V: una m??quina industrial extrema con millones de caballos de fuerza.

“Un caballo s??lo te puede dar un caballo de fuerza”, explica Paul Warde, un historiador ambiental de la Universidad de Cambridge.

“Ahora contamos con m??quinas industriales que pueden darnos decenas de miles de caballos de fuerza y en su mayor expresi??n el cohete Saturno V: 160 millones de caballos de fuerza que puede lanzarte afuera de la superficie de la Tierra”.

Los combustibles f??siles impulsan mucho m??s que nuestros veh??culos.

Aproximadamenteel 5% del suministro de gas natural mundial se usa para crear fertilizantes basados en amoniaco, por ejemplo, sin los cuales la mitad de la poblaci??n mundial sufrir??a hambruna.

Convertir el hierro en acero consume 13% de la producci??n global de carb??n.

M??s o menos 8% de las emisiones de CO2 del mundo se generan del concreto.

Pero la quema de combustibles f??siles ha tenido en efecto incre??ble en nuestro est??ndar de vida.

Desde la Revoluci??n Industrial nos hemos vuelto m??s altos, m??s saludables, nuestra expectativa de vida ha aumentado enormemente y, en el mundo desarrollado, estamos en promedio entre 30 y 40 veces mejor que antes.

Paneles de energ??a solar en Turqu??a
Pie de foto,La humanidad podr??a regresar a depender del Sol para suplir nuestras necesidades energ??ticas.

Y todo eso es gracias a la revoluci??n energ??tica impulsada por combustibles f??siles, argumenta Vaclav Smil, de la Universidad de Manitoba, Canad??, un destacado experto en el papel de la energ??a en nuestras sociedades.

“Sin los combustibles f??siles, no hay transporte masivo r??pido, no hay vuelos, no hay excedente de producci??n de alimentos para el consumidor, no hay tel??fonos celulares hechos en China, transportados a Southampton en un buque gigante con 20.000 contenedores. Todo eso se debe a los combustibles f??siles”, afirma.

Vivimos en una sociedad de combustibles f??siles, asegura Smil.

Pero, mientras nos han distanciado cada vez m??s del yugo agrario, y creado nuestra econom??a global y altos est??ndares de vida, el catastr??fico cambio clim??tico que est??n creando ahora amenaza con descarrilar esa sociedad.

As?? como hace dos siglos alcanzamos los l??mites de lo que pod??a lograr la agricultura, ahora el calentamiento global nos est?? imponiendo un l??mite a lo que el carb??n, el petr??leo y el gas pueden hacer con seguridad.

Ha creado??el mayor reto jam??s enfrentado por la sociedad humana??-el tener que regresar a depender de la entrada diaria de energ??a del Sol para suplir nuestras enormes demandas de energ??a de una poblaci??n de 8.000 millones de personas que sigue creciendo.

BBC News

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