Poco más de cinco minutos a pie separan los dos principales lugares donde el dolor y la indignación se mezclaban este martes a partes iguales tras la tragedia ocurrida anoche en el metro de Ciudad de México.
Al menos 25 personas fallecieron y decenas resultaron heridas tras el desplome de un tramo de vía elevada de la línea 12 entre las estaciones de Olivos y Tezonco, en el sureste de la capital.
Durante todo este martes, cientos de vecinos se reunieron en la zona aún incrédulos. Algunos hablaban sobre lo ocurrido, otros guardaban silencio conmocionados y otros grababan con sus teléfonos las imágenes de las espectaculares grúas tratando de retirar uno de los vagones siniestrados.
“Esto se veía venir, porque era un crujido muy horrible el que se oía aquí cuando circulaba esta línea“, le dijo a BBC Mundo Adelfo Solano, un vecino de la zona jubilado de 77 años.
Su reclamo es el más común entre quienes veían este martes la dramática imagen del siniestro, dado que la conocida como “línea dorada” presentó innumerables fallos y deficiencias en su funcionamiento desde su inauguración hace menos de diez años.
Aunque la directora del metro, Florencia Serranía, aseguró que la última revisión de enero de 2020 no mostró anomalías en este tramo, miles de mexicanos acusan a las autoridades de una posible negligencia en la construcción y exigen responsabilidades al gobierno, que ya anunció una investigación con la colaboración de expertos independientes internacionales.
“El pueblo de México tiene que conocer toda la verdad, no se les va a ocultar nada”, prometió este martes el presidente Andrés Manuel López Obrador junto al canciller Marcelo Ebrard, quien era jefe de gobierno de la capital cuando se inauguró esta línea de metro en 2012 y que se ha vuelto centro de las críticas.
Pocas horas después, la Fiscalía capitalina anunció una carpeta de pesquisa “por los delitos de homicidio y daños a la propiedad, ambos culposos”, en la que se investigarán los contratos de obra y a la constructora, y en la que ingenieros y geólogos realizarán estudios para identificar la causa del siniestro.
Pero la mayoría de familiares de las víctimas que este martes esperaban noticias en un hospital muy cercano al lugar del accidente, respondían que para ellos la investigación y las disculpas por lo sucedido llegan lamentablemente tarde.
La dolorosa espera en el hospital
Cuando habló con BBC Mundo, a Yuliana Torres le acababan de comunicar que su marido Juan Luis Díaz, de 38 años, había fallecido.
“Me dicen que lo sacaron con vida del metro, pero antes de ingresar acá le dio un paro cardíaco y entró muerto. Estamos a la espera de los trámites funerarios”, contó con profunda entereza en la entrada del hospital Belisario Domínguez, el centro médico en el que hay más víctimas ingresadas junto al hospital Tláhuac.
En este lugar podían verse personas con los ojos llorosos y rostros cansados tras pasar toda la noche en vela, pero también quienes sacaban fuerzas de flaqueza para darse ánimos unos a otros.
Los familiares de Jazmín Zulema Sixto, de 27 años, confiaban en recibir buenas noticias en las próximas horas, pese a que se encuentra en estado grave.
“Ella es precisamente enfermera en este hospital. Ayer acabó su turno a las 10:00 de la noche y tomó el metro, pero nada más avanzó una estación cuando sucedió todo y la trajeron de vuelta”, le contó a BBC Mundo su tía, Nadeyra Sixto.
El doctor les explicó que “si sigue sin sangrado, quiere decir que va por bueno camino”. Junto a ella está ingresado su novio, también en terapia intensiva.
Desaparecidos
Pero más de 12 horas después de la tragedia, otros ni siquiera tenían certeza de dónde estaban sus familiares y aún los seguían buscando.
Es el caso de Kevin Mendoza, de 24 años, quien llegó a este hospital tras recorrer otros cuatro centros médicos buscando a su padre Alejandro. Su última comunicación con él fue mediante mensajes minutos antes del accidente de metro, a donde cree que se dirigía.
“Ahorita voy a preguntar en este, en el Belisario, y luego voy al 20 de noviembre. Tengo esperanza de que esté con vida y que aún no lo tengan registrado”, le contó a BBC Mundo.
En su caso, la dolorosa etiqueta de “Desconocidos” que se ve junto a algunos de los nombres en las listas oficiales de víctimas era, a la vez, su mayor esperanza de reencontrarse con su padre.
Lamentablemente, el nombre de Alejandro Mendoza apareció horas más tarde en la lista oficial de fallecidos.
Solo minutos después de perder a su marido, Yuliana Torres no dudaba al denunciar firmemente el mal estado de esta línea de metro.
“No nos quedaba más opción que usar esta línea por economía, por ahorrar tiempo… pero claro que se podía haber evitado, ya se había tardado que pasara esto”.
Y pese a la investigación anunciada por el gobierno, reconoció no tener ninguna confianza en que aclare lo sucedido.
“Los arquitectos y quienes diseñaron la línea se lavarán las manos. El gobierno dirá que fue un accidente y nadie asumirá responsabilidades. Desgraciadamente así es aquí: se echan la bolita uno a otro y nunca se encontrará un culpable”, criticó acompañada de su único hijo.
“Me salvé por cinco minutos”
Mientras, en el lugar del accidente, vecinos y transeúntes seguían las labores de rescate con grúas de uno de los dos vagones que, literalmente, aún parecía pender en el aire entre el puente que colapsó y la carretera inferior llena de vehículos en el momento del siniestro.
Entre las conversaciones se escuchaban los testimonios de quienes lograron esquivar por poco la tragedia.
“Yo iba a tomar el metro pero justo vino una micro (un pequeño autobús) y me subí para ir a Periférico. Me salvé por cinco minutos, fue mi salvación. Si no, hoy podía estar en el panteón”, contó Adelfo Solano.
Igual suerte tuvo la tía de Ismael López, un comerciante de la zona de 23 años. Ella acababa de terminar su viaje y, cuando bajaba las escaleras de la estación de Tezonco, oyó “un estruendo” justo en el metro que circulaba justo después del que ella había tomado.
“Llegó a casa muy espantada, pero llegó”, le contó su sobrino a BBC Mundo.
Solano recuerda que, en el momento del accidente, “se oyeron crujidos terribles, fue muy rápido pero tremendo. Y al rato llegaron todas las ambulancias”.
Muchos de los vecinos insistían en exigir la responsabilidad de Marcelo Ebrard en lo sucedido.
“Esto fue una de sus porquerías. Pero da igual que tenga él la culpa, porque seguro se van a tapar”, consideró Solano.
El comerciante Ismael López tenía una opinión similar. “Desgraciadamente, como Ebrard iba a terminar su tiempo como jefe de gobierno (en 2012), entregó así el metro cuando no estaba ni terminado y después hubo que cerrarlo para arreglarlo”, dijo.
López se refiere a cuando en 2014, apenas año y medio después de la inauguración de la línea, se tuvieron que cerrar de manera temporal 11 de 20 estaciones para corregir múltiples fallos de fabricación.
Este martes, el canciller Ebrard aseguró compartir la indignación de la población y celebró que se investigue para esclarecer lo ocurrido, identificar a los responsables y que “se actúe en consecuencia”.“El que actúa con integridad no debe tener temor a nada, por eso yo dije que el que nada debe, nada teme. Pero yo estoy sujeto, como todos, pero más como un alto funcionario y como quien promovió la construcción de la línea, a lo que determinen las autoridades, sobre la base de los peritajes, los deslindes que hagan”, declaró.
“Chirridos y rugidos”
Muchos vecinos coinciden en que se escuchaban “chirridos y rugidos” cuando se viajaba en esta línea 12. Aseguran que la estructura que colapsó este lunes se veía “doblada, como si se estuviera hundiendo, con una curvatura” y que ya habían denunciado su mal estado.
Este quedó aún más afectado tras el terremoto de 2017, pero las autoridades dijeron que realizaron obras de reparación tras el sismo.
López dijo que este tramo tiene curvas tan prolongadas que hacían que el choque del metal del riel con las llantas hicieran tanto ruido. “Tengo familiares que viven a 20 minutos de aquí y dicen que desde allá escuchan el rechineo de la vía, que se veía torcida”, dijo.
Dijo que aunque mucha gente publicaba en redes sociales avisos alertando de que viajar en este tramo no era seguro, la necesidad de los vecinos no les dejaba más opción.
“En los camiones (autobuses) hay asaltos y robos… así que la necesidad para la gente acá es ir en metro”.
Este martes, mientras se continuaba tratando de recuperar uno de los vagones siniestrados, la vida continuaba en esta zona de gente humilde y trabajadora, llena de pequeños comercios y puestos de comida ambulante entre las alcaldías de Tláhuac e Iztapalapa.
Cristina Pérez, una vecina de la zona ya jubilada, exclamaba alterada que lo ocurrido con el metro era “una vergüenza nacional”.
“Era personas humanas, valiosas. Así fuera vendedores de chile, ¿por eso no valen? Para donde iba el metro, es pura gente humilde. A lo mejor por eso no eran nadie para el gobierno, pero para nosotros eran nuestros vecinos y hermanos mexicanos”, le dijo a BBC Mundo tratando de aguantar el llanto.
“No se puede decir ‘lo lamento’ y nada más. Los hechos están en casa de cada uno que perdió la vida. Todos estamos indignados y queremos que alguien nos diga qué pasó aquí”.
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