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Las luces de los edificios pueden son muy peligrosas para los miles de millones de aves que migran por la noche. La razón es que interrumpen sus señales naturales de navegación provocando colisiones mortales. La realidad es que todas las luces de los edificios no se pueden apagar, pero sí algunas ventanas, sobre todo en los periodos de migración. Este gesto salvaría la vida de muchas aves.

Un estudio publicado esta misma semana en PNAS ha demostrado que solo con que un edificio tenga la mitad de sus ventanas iluminadas, se pueden reducir considerablemente las colisiones nocturnas de aves.

Durante 21 años el edificio objeto de estudio, el McCormick Place, un centro de convenciones de tres alturas, en Chicago, sufrió 11 veces menos colisiones nocturnas de aves durante la migración de primavera y 6 veces menos colisiones durante la migración de otoño en comparación con cuando todas las ventanas tenían luz.

El actual director emérito de colecciones del Museo Field de Historia Natural, Dave Willard, empezó en 1978 a recoger aves muertas de los alrededores del McCormick Place. Hoy son 40 000 el número de aves que reposa en un cajón del Museo Field. Desde el año 2000, estos registros incluyen también información sobre las ventanas que estaban iluminadas cuando se produjo la muerte de cada ave. Al comparar estos datos del McCormick Place con otros factores de riesgo de colisión, como las condiciones meteorológicas, la luz de la luna y la intensidad de la migración, los investigadores han podido determinar qué condiciones son las más mortíferas para las aves migratorias.

Se vio que cuando hay más aves migrando se producen más colisiones, así como cuando sopla viento del oeste. Por supuesto, los choques aumentan cuando mayor es la superficie de las ventanas que están iluminadas.

Benjamin Van Doren, autor principal de la investigación, destaca “el apasionante potencial de salvar a las aves simplemente reduciendo la contaminación lumínica”. En Estados Unidos más de una treintena de ciudades se ha sumado a iniciativas que promueven el apagado de luces (Lights Out). En Filadelfia, por ejemplo, se anima a propietarios e inquilinos a apagar las luces innecesarias durante las temporadas de migración entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana. Se hace hincapié en las luces de los pisos superiores, el vestíbulo y el atrio, tanto la iluminación interna como la externa. Lights Out Chicago, por su parte, es una de las iniciativas de apagado de luces más antiguas que existe en Norteamérica.

Los investigadores esperan poder concienciar a los ciudadanos emitiendo alertas locales de migración en las que se avise con tiempo qué noches se esperan grandes movimientos de aves para así estar preparados y apagar las luces (o atenuarlas) en la medida de lo posible.

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