Nuestro cerebro solo conserva lo esencial, por lo que todo lo que contienen nuestros recuerdos va cambiando con el tiempo.
¿Qué tipo de información es la que retiene en la memoria y cuál se pierde a lo largo del tiempo? Son preguntas que han arrojado muchas hipótesis a lo largo de los años y ahora, un equipo de investigadores de las universidades de Glasgow (Escocia) y Birmingham (Inglaterra) ofrece algunas respuestas. Su trabajo demuestra que nuestros recuerdos se vuelven menos vibrantes y detallados con el tiempo, y únicamente se conserva la esencia de los mismos, el elemento basal. Más aún, cuanto más traemos un recuerdo a la mente, más cambia.
Si bien los recuerdos no son copias exactas del pasado (se entiende que recordar es un proceso altamente reconstructivo), los expertos han sugerido que el contenido de un recuerdo puede cambiar cada vez que lo traemos a la mente, aunque hasta ahora ha resultado difícil medir exactamente en qué se diferencian nuestros recuerdos de las experiencias originales y cómo se transforman con el tiempo en entornos de laboratorio. Para el nuevo estudio, los investigadores desarrollaron una simple tarea informática que mide cómo de rápido las personas pueden recuperar ciertas características de los recuerdos visuales cuando se les pide que lo hagan.
Memoria esencial
En el experimento, los participantes aprendieron pares de palabras e imágenes y luego se les pidió que recordaran diferentes elementos de la imagen cuando se les exponía la palabra en cuestión. Por ejemplo, se les pidió que expusieran, lo más rápido posible, si la imagen estaba coloreada o en escala de grises, un detalle perceptivo, o si mostraba un objeto animado o inanimado.
Así, sondeando la calidad de los recuerdos visuales (con pruebas llevadas a cabo inmediatamente después del aprendizaje y luego dos días después), mostraron que los participantes recordaban más rápidamente los elementos semánticos significativos que los detalles perceptivos superficiales. Observaron que el sesgo hacia el contenido de la memoria semántica se volvía significativamente más fuerte con el paso del tiempo y con el recuerdo repetido.
“Muchas teorías de la memoria asumen que con el tiempo, y a medida que las personas vuelven a contar sus historias, tienden a olvidar los detalles superficiales, pero conservan el contenido semántico significativo de un evento”, explica Julia Lifano, líder del trabajo que publica la revista Nature Communications.
Se trataría de una especie de economización de recursos de almacenamiento del cerebro; una forma de privilegiar lo sustancial y eliminar lo más superficial, mutando cada recuerdo con el tiempo.
Esta conclusión podría tener importantes implicaciones para una amplia gama de eventos relevantes, como las peticiones de pedir que vuelvan a testificar una y otra vez los testigos oculares en un juicio, la naturaleza de los recuerdos en el trastorno de estrés postraumático o incluso de cara a cómo preparar los exámenes en el área educativa. Sobre todo en el caso de los recuerdos relacionados con la salud y la enfermedad, como con el trastorno de estrés postraumático, donde los pacientes suelen sufrir recuerdos intrusivos y traumáticos, tendiendo a generalizar en exceso estas experiencias con situaciones nuevas para ellos.
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