Las acusaciones sobre la utilizaci??n del programa inform??tico Pegasus para vigilar a periodistas, activistas e incluso a l??deres pol??ticos nos muestran que la vigilancia digital est?? ahora en venta.
Seg??n algunas fuentes, alrededor del mundo m??s de 600 pol??ticos y funcionarios, 189 periodistas, 64 ejecutivos de negocios y 85 activistas, entre otros, habr??an sido v??ctimas de este espionaje. Unos 50.000 n??meros de tel??fono habr??an sido filtrados.
La compa????a detr??s de Pegasus, NSO Group, ha negado las acusaciones, indicando que no pone estas herramientas en manos de cualquiera y que sus clientes son cuidadosamente valorados.
Pero este es otro indicio de que las complejas tecnolog??as de espionaje, que sol??an ser exclusivas de algunos estados, ahora est??n al alcance de m??s actores, desafiando la forma en la que concebimos la privacidad y la seguridad en un mundo interconectado.
En un pasado no tan distante, no era tan sencillo para un servicio secreto saber qu?? estabas haciendo. Pod??an solicitar una orden judicial para espiar tus conversaciones telef??nicas o enviar a un equipo para que te siguiera.
Ahora, casi todo lo que ellos podr??an querer saber de ti -??qu?? dices?, ??d??nde has estado?, ??con qui??n te has visto?, e incluso ??cu??les son tus intereses?- est?? contenido en un dispositivo que llevamos con nosotros todo el tiempo.
Podr??an acceder a tu tel??fono de forma remota sin siquiera entrar en contacto con ??l y t?? nunca sabr??as que tu amigable asistente digital ha sido transformado en el esp??a de alguien m??s.
Esta capacidad de intervenir de forma remota un tel??fono era considerada una pr??ctica que pocos estados pod??an intentar, pero estos exclusivos poderes de vigilancia est??n ahora en manos de muchos pa??ses e inclusive de individuos y peque??os grupos.
El mundo tras Snowden

En 2013, el excontratista de inteligencia de Estados Unidos Edward Snowden revel?? el poder de las agencias de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido para espiar conversaciones a nivel global.
Dichas agencias siempre mantuvieron que sus capacidades de vigilancia estaban sometidas a la autorizaci??n y la revisi??n de gobiernos democr??ticos. Estas autorizaciones no estaban muy reguladas en ese momento, pero ahora son m??s exigentes.
Sin embargo, las revelaciones de Snowden llevaron a otros pa??ses a preguntarse qu?? era posible en el mundo del espionaje.
Muchos quisieron contar con las mismas herramientas y un selecto grupo de empresas -la mayor??a de ellas de un perfil bajo- buscaron cada vez m??s c??mo vend??rselas.
Israel ha sido siempre un pa??s con tecnolog??a punta y algunas de sus compa????as, como NSO Group, integradas muchas veces por veteranos del mundo del espionaje, han estado entre aquellas que comercializaron estas t??cnicas.
NSO Group ha dicho que solo vende sus programas inform??ticos de espionaje para la vigilancia de criminales peligrosos y terroristas, pero el problema es c??mo cada uno define esas categor??as.
Frecuentemente, gobiernos autoritarios acusan a periodistas, disidentes pol??ticos y defensores de los derechos humanos de ser criminales o amenazas para la seguridad nacional, convirti??ndolos en un objetivo de esta vigilancia intrusiva.
En muchos de estos pa??ses no existe ning??n ente supervisor que controle c??mo se utilizan estas poderosas herramientas tecnol??gicas o, si existe, su capacidad de supervisar este espionaje es m??nima.
La mayor disponibilidad de codificaci??n de mensajes ha incrementado los intentos de los gobiernos por meterse dentro de las comunicaciones de la gente.
Antes, cuando las llamadas de tel??fono eran el principal medio de comunicaci??n, se pod??a ordenar a una compa????a telef??nica intervenir un tel??fono, pero ahora las conversaciones suelen estar encriptadas, lo que obliga a acceder al dispositivo en cuesti??n para saber qu?? se dice.
Al mismo tiempo, los tel??fonos celulares son hoy en d??a dep??sito con much??sima m??s informaci??n de la que pod??an tener los tel??fonos convencionales.
Los estados recurren a veces a soluciones muy creativas, como el ejemplo reciente de una operaci??n de inteligencia australiana-estadounidense en la que a bandas criminales se les suministraron tel??fonos que ellas pensaban que eran seguros, y que en realidad estaban siendo operados por las agencias de seguridad.
Pero el espionaje no se reduce a los tel??fonos. Otras t??cnicas de vigilancia se est??n difundiendo r??pidamente.
Incluso herramientas para intervenir negocios en internet son f??cilmente accesibles.
Esp??as espiados

En el pasado, el cibersecuestro de datos conocido como ransomware, que permite a piratas inform??ticos exigir un pago para permitirte ingresar a tu propio sistema, era el territorio exclusivo de redes criminales.
Ahora, esta tecnolog??a se vende como un “servicio” en la internet profunda.
Un individuo puede aceptar compartir con estas bandas una parte de los beneficios y ellas no solo suministran las herramientas sino que tambi??n ofrecen asesoramiento, incluyendo un contacto para resolver dudas en caso de problemas.
Otras t??cnicas como el rastreo de una persona o el desarrollo de perfiles de actividad y comportamiento de un sujeto, que en el pasado requer??an un acceso especial y cierta autoridad, ahora est??n ampliamente disponibles.
Y cuando hablamos de vigilancia no nos referimos solo a gobiernos.
Hablamos tambi??n de lo que las compa????as pueden hacer para saber de nosotros, no necesariamente implantando un sistema inform??tico malicioso, pero a trav??s de un rastreo de lo que nos interesa en nuestras redes sociales para gestionar una publicidad m??s personalizada.
Todo eso crea una cantidad ingente de informaci??n que los negocios pueden usar, pero que tambi??n puede ser robada por piratas inform??ticos o revisada por los gobiernos.
Algunas de estas posibilidades est??n ahora a la venta para cualquiera, incluso para aquellas personas nerviosas o proclives a la sospecha que quieren saber d??nde est??n sus familiares o parejas.
Esto implica que podemos estar a un paso de entrar a un mundo en el que??todos nos podemos volver esp??as, pero tambi??n -y con la misma facilidad-??podemos ser??espiados.
BBC News