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Un soldado se retira preparado para la muerte, no para la vida. De su desamparo se nutre el mercado de los mercenarios. “En Colombia hay una ruptura entre la Fuerza Pública y la sociedad civil”, dice exmilitar.

El problema de exmilitares colombianos que se venden al mejor postor, dentro y fuera del país, ha cobrado visos de crisis nacional de seguridad, tras las revelaciones hechas el pasado 22 de julio por el fiscal general, Francisco Barbosa, el ministro de Defensa, Diego Molano Aponte, y el general Jorge Luis Vargas, director de la Policía Nacional. Según ellos, en el atentado del 15 de junio contra la Brigada 30 de Cúcuta y los disparos hechos al helicóptero del presidente Iván Duque el 25 del mismo mes, habrían cooperado un excapitán del Ejército y dos generales.

Si bien, la mayoría de los exmilitares solo ofrecen su trabajo a instituciones serias, muchos exmilitares se han convertido en un factor de riesgo.  Otros, por su parte, sufren las secuelas del servicio militar en tiempos de guerra. 

“Hay soldados retirados que han terminado incluso en la indigencia porque han perdido la vivienda debido a las secuelas psíquicas de la guerra”, narra Alfonso Manzur Arrieta, director de Veteranos por Colombia, organización que asiste a varios de ellos. El exmilitar y politólogo critica que, a veces, cuando algunos soldados han quedado en silla de ruedas, mutilados en combate o por una mina antipersona, el Gobierno les ha entregado viviendas, que además de estar en barrios periféricos, quedan en edificios que no tienen ascensor.

“En Colombia existe una ruptura entre la Fuerza Pública y la sociedad civil. El joven militar que se retira, busca empleo en agencias de vigilancia legales o ilegales, y la desesperación por falta de programas de atención y empleo es tal que algunos se están uniendo incluso a grupos narco-paramilitares como las Autodefensas Gaitanistas, relacionadas con el Clan del Golfo”, advierte el politólogo y veterano Alfonso Manzur.Volume 90% Ver el video03:10

Falsos positivos: madres colombianas buscan la verdad

A su juicio, “el asesinato del presidente de Haití, presuntamente a manos de mercenarios colombianos, es solo la punta del iceberg de lo que pasa en Colombia con miles y miles de soldados retirados que no reciben ni preparación para la vida civil ni asistencia psicológica después de haber vivido la guerra en carne propia y que con lo único que cuentan es su preparación para la guerra”.

Soldados como mercenarios: el patrón es el mismo excomandante

Así, los soldados regulares, una vez se retiran del Ejército, no encuentran otra alternativa que postular a un trabajo en seguridad o de mercenarismo en el exterior. Y ¿quiénes son los dueños de las agencias de reclutamiento? “A menudo, los mismos altos militares que comandaban a esos soldados dentro de los batallones”, responde el experto en seguridad pública. Los soldados terminan así en empresas en donde su nuevo patrón es el mismo que antes los comandaba en nombre del Ejército de Colombia.

La primera empresa de reclutamiento de mercenarios en Colombia fue la estadounidense Blackwater, que en 2009 abrió una oficina en Bogotá y contrató a 7.000 exmilitares que fueron llevados a Dubai.

Blackwater, que ahora se llama Academi, era antes conocida bajo el nombre de Xe Services LLC, Blackwater USA y Blackwater Worldwide, y es una organización estadounidense de mercenarios que ofrece servicios de seguridad. La empresa entrena a más de 40.000 personas de diversos países. Academi es considerada “el símbolo de la privatización de las guerras del siglo XXI”. Cuando aún llevaba el rótulo de Blackwater, sus mercenarios en Irak fueron acusados de torturar y matar a civiles, el 28 de septiembre de 2007.

Dante Hincapié, suboficial jefe (r) de la Armada, contratado durante varios años por el Ejército de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), calcula en El Espectador del 18 de julio, que  “cada mes salen unos 50 hombres hacia los EAU”. Además, según el veterano, hay exmilitares colombianos contratados en Irak, Afganistán, Yemen, Somalia, México y otros países. “Y desde cuando se definió que Catar sería sede de la Copa Mundial de Fútbol 2022, hay ofertas laborales a exmilitares para fortalecer la seguridad de ese país”, agrega Hincapié, experto en sistemas de navegación.

Jovenel Moïse, un sepelio impecable, tras su sangriento y torpe asesinato. Imagen del 23 de julio de 2021

Asesinato en Haití, “un espejo de los falsos positivos”

Alfonso Manzur considera que lo que pasó el 7 de julio en Haití es un espejo de los falsos positivos en Colombia. ¿Por qué? En la práctica militar solo la cabeza conoce el verdadero fin de una misión; así fue como muchos soldados ejecutaron a civiles, creyéndole a sus comandantes que se trataba de guerrilleros después de haberles creado un falso escenario de combate. “En Colombia, la formación militar está siendo sustituida por el adoctrinamiento; por lo que muchos soldados creen que la lealtad no es con las leyes sino con el comandante”. Según las investigaciones de la Policía haitiana, 7 de los más de 20 mercenarios colombianos habrían sabido que la misión era matar al presidente Jovenel Moïse.

Por otra parte, la Justicia Especial para la Paz (JEP) ha documentado 6.402 casos de ejecuciones extrajudiciales. ¿Cómo puede Colombia abolir estos crímenes dentro de las Fuerzas Militares que han generado estupor en todo el mundo? “Tan sencillo como tomarse en serio el respeto de los derechos humanos”, responde. Y no es que los militares no hayan sido instruidos. “Se ha dado el caso que el mismo comandante que debía impartir la capacitación sobre derechos humanos, solo les hace firmar la planilla de presencia a los soldados. Y acto seguido, bien puede ser que les de la orden de matar a civiles para pasarlos por supuestos guerrilleros en combate”, describe Manzur la situación.

Caricatura de Vladdo sobre ejecuciones extrajudiciales de civiles en Colombia

“En Colombia urge una reestructuración de la Fuerza Pública, desde la base a la cabeza”, es la conclusión de los estudios realizados por Veteranos por Colombia. Además, “debe crearse un ente civil de vigilancia guiado por la Constitución”, son las dos propuestas clave del politólogo y exmilitar Alfonso Manzur, crítico de algunas estrategias políticas. Concluye que “Colombia se mueve hacia un creciente problema que en 10 años se puede desbordar: hay cada vez más militares y exmilitares que creen necesitar la guerra, porque es lo único que conocen”. Una postura que comparten con algunos políticos y partidos que, según el analista, “una vez desaparecidas las FARC, en vez de ofrecer una perspectiva de futuro a los jóvenes, buscan otro enemigo para poder seguir viviendo de la guerra”. Una guerra, real o imaginada, que seguirá produciendo mercenarios.

No en vano, Veteranos por Colombia promueve una iniciativa internacional en la que participan alemanes, rusos, irlandeses y de otros países, cuyo nombre es su objetivo: Militares por la Paz.

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