Las “monta??as de basura” de India pronto ser??n reemplazadas por plantas de tratamiento de desechos, prometi?? el primer ministro Narendra Modi a principios de este mes. Saumya Roy* escribe para la BBC sobre la m??s antigua de todas, tan alta como un edificio de 18 plantas, ubicada en la ciudad costera occidental de Bombay.
Todas las ma??anas Farha Shaikh se para en la cima de una monta??a de desechos de m??s de un siglo de antig??edad en Bombay, esperando que los camiones de basura suban.
Esta joven de 19 a??os ha estado hurgando en este vertedero del suburbio de Deonar desde que tiene memoria.
Normalmente recupera de entre los desechos viscosos botellas de pl??stico, vidrio y alambre que luego vende en los pr??speros mercados de residuos de la ciudad.
Cada pocas semanas Farha encuentra un celular “muerto” en la basura y con sus escasos ahorros lo repara.
Una vez que cobra vida, pasa las tardes viendo pel??culas, jugando a los videojuegos, enviando mensajes de texto y llamando a sus amigos.
Cuando d??as o semanas despu??s el aparato vuelve a dejar de funcionar, la conexi??n de Farha con el mundo exterior se desvanece.
Entonces regresa a las largas jornadas de rebuscar entre la basura, para conseguir botellas que vender y celulares que restaurar.

M??s de 16 millones de toneladas de desechos forman la monta??a de basura de Deonar, ocho de ellas repartidas en una extensi??n de 121 hect??reas.
Los desechos se apilan hasta alcanzar una altura de 36,5 metros.
Se puede ver el mar desde la cima y sobre los s??lidos montones de basura se han construido villas miseria.
Gases nocivos y contaminantes
Los desechos en descomposici??n liberan gases nocivos como metano, sulfuro de hidr??geno y mon??xido de carbono.
Y en 2016 fue escenario de un incendio que ardi?? durante meses y llen?? de humo gran parte de Bombay.
De acuerdo a un estudio que el regulador de poluci??n de la India llev?? a cabo en 2011, otros incendios similares contribuyeron con el 11% del material particulado que inunda el aire de Bombay, una de sus principales causas de contaminaci??n.
Los vecinos de los alrededores llevan luchando en los tribunales desde hace 26 a??os, exigiendo el cierre del vertedero de Deonar.
Pero esa monta??a de basura no es una excepci??n en el pa??s. Una investigaci??n realizada en 2020 por el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE), un think tank independiente con sede en Nueva Delhi, identific?? en toda India 3.159 monta??as de este tipo que contienen 800 millones de toneladas de desechos.
Estas han sido durante a??os un dolor de cabeza para funcionarios y pol??ticos.
El 1 de octubre, Modi anunci?? un “programa nacional de limpieza” de casi US$13.000 millones que incluir?? la instalaci??n de una serie de plantas de tratamiento de aguas residuales para reemplazar gradualmente los vertederos de basura al aire libre como el de Deonar.
Pero los expertos se muestran esc??pticos.
“Si bien se ha logrado en ciudades m??s peque??as, es dif??cil proporcionar una soluci??n para las monta??as de desechos a esta escala”, dice Siddharth Ghanshyam Singh, subdirector de programas de CSE.
“Se reconoce que es un problema, pero hemos aceptado que si vamos a vivir en grandes ciudades como Bombay o Nueva Delhi estas monta??as de basura van a estar all??”, se??ala Dharmesh Shah, coordinador en el pa??s de la Alianza Global para Alternativas de Incineradores, una coalici??n de grupos que abogan por la reducci??n de residuos.

Desde el a??o 2000, India ha aprobado regulaciones que obligan a los municipios a que procesen los desechos.
Pero la mayor??a de los estados informan de un cumplimiento solo parcial y no hay suficientes plantas de tratamiento de desechos.
Bombay, la capital comercial y del entretenimiento de la India y hogar de unos 20 millones de personas, tiene una sola planta de este tipo.
Ahora hay planes para instalar una planta que convierta los residuos en energ??a en Deonar.
Modi dijo que espera que el plan cree nuevos empleos ecol??gicos. Pero esto preocupa a los recolectores como Farha que llevan toda la vida dedicados a ello.
Aunque desde el incendio de 2016 acceder a la monta??a de basura de Deonar se ha vuelto m??s dif??cil.
El municipio increment?? la seguridad para evitar que los recolectores entren y provoquen incendios: las llamas derriten la basura m??s liviana, quedando con ello expuesto el metal que se vende a precios altos.
Los recolectores que logran colarse a menudo son golpeados, detenidos y expulsados, aunque algunos sobornan a los guardias o acceden al vertedero antes del amanecer, cuando comienzan las patrullas de seguridad.
Pero ese no es el ??nico motivo por el que los recolectores de basura de Deonar han visto su modo de vida. Y es que ahora gran parte de la separaci??n de residuos se hace en la ciudad.
Como consecuencia, Farha no tiene tel??fono desde hace meses. Y se ve obligada a sobornar a los guardias con al menos 50 rupias (US$0,67) todos los d??as para entrar y trabajar en los terrenos de Deonar.
Para recuperar esto, incluso pens?? en buscar entre la basura que comenz?? a llegar desde las salas del hospital en las que se atend??a a los pacientes de covid-19 el a??o pasado.
Pero su familia le pidi?? que no recogiera esos desechos “da??inos”.
As?? que ahora se queda cerca, observando a los recolectores que usan equipo de protecci??n para seguir recogiendo pl??stico bajo la lluvia para revender.
La ciudad estaba enviando basura nueva y, como lo hab??an hecho durante a??os, las monta??as ten??an que acomodarla y los recolectores ten??an que recolectarla y revenderla.
“El hambre nos matar?? si no nos mata la enfermedad”, dice Farha.
BBC News