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Las leyendas describen la desaparecida “Isla del oro” con serpientes devoradoras de hombres, volcanes de fuego y loros multilingües que podían imitar hindi, griego y árabe.

Los barcos representados en Borobudur (foto) eran probablemente el tipo de embarcaciones utilizadas para el comercio interinsular y las campañas navales del imperio talasocrático de Sailendran y Srivijayan.

Buzos locales que exploran el río Musi habrían encontrado restos de la desaparecida “isla del oro”, cerca de Palembang, la capital de la provincia indonesia de Sumatra del Sur. 

Entre los artefactos encontrados en el fondo fangoso del río hay anillos y espadas de oro, cientos de figuras, campanas de templos, herramientas, espejos, monedas, jarras talladas y flautas con forma de pavo real que podrían estar relacionados con el Imperio Srivijaya, que controlaba el comercio marítimo en grandes franjas de Asia en la ruta comercial oceánica entre Oriente y Occidente entre los siglos VII y XI.

“En los últimos cinco años han aparecido cosas extraordinarias”, explica a The Guardian el arqueólogo marítimo británico Sean Kingsley, que informó sobre los descubrimientos en el número de otoño de la revista Wreckwatch

“Monedas de todas las épocas, estatuas de oro y budistas, gemas, todo el tipo de cosas que uno podría leer en Simbad el Marino y pensar que es algo inventado. En realidad es real”, afirmó.

Srivijaya, un “mundo acuático”

Kingsley describió el hallazgo como una prueba definitiva de que Srivijaya era un “mundo acuático”, y que sus habitantes vivían en el río como los modernos barqueros, tal y como recogen los textos antiguos. “Cuando la civilización terminó, sus casas de madera, palacios y templos se hundieron junto con todos sus bienes”, aseguró a The Guardian.

Según los historiadores, Srivijaya, gobernada por un rey, controló el estrecho de Malaca entre mediados del siglo XX y el año 1025, cuando la guerra con la dinastía india Chola acabó con el poder de la ciudad. A partir de entonces, la influencia de Srivijaya disminuyó, aunque el comercio continuó durante otros dos siglos. Srivijaya fue también un centro del budismo Mahayana.

En la actualidad, casi no quedan rastros de los días de gloria de Srivijaya, salvo los relucientes artefactos que los buzos han sacado del río. Es posible que los volcanes de la isla hayan cubierto los edificios de la antigua ciudad. Pero otra explicación probable es que la ciudad se construyera principalmente en madera y se haya deteriorado hace mucho tiempo. 

Río Musi en Sumatra

Relatos fantásticos de extranjeros

La mayor parte de la información que se conserva sobre Srivijaya procede de relatos fantásticos de extranjeros que escribieron sobre sus viajes a la ciudad. Las historias describen lugares sensacionales como serpientes devoradoras de hombres y loros multilingües que podían imitar el hindi, el griego y el árabe, pero ofrecen pocos detalles sobre la vida cotidiana. 

“Estamos empezando en el punto cero”, dijo Kingsley a Live Science. “Es como entrar en el ala de un museo y que esté completamente vacía. La gente no sabe qué ropa llevaba la gente de Srivijaya, cuáles eran sus gustos, en qué tipo de cerámica les gustaba comer, nada. No sabemos nada de ellos ni en vida ni en muerte”.

Sin un esfuerzo académico o gubernamental 

Aparte de las dificultades arqueológicas hay otro motivo por la que saber sobre Srivijaya ha resultado tan difícil: la falta de excavaciones oficiales. Sin un esfuerzo académico o gubernamental sistemático para proteger el yacimiento –indicios de que el río Musi podría guardar los secretos de Srivijaya surgieron por primera vez en 2011–, la venta de objetos por partes los despoja de su contexto, lo que dificulta su estudio. 

Los tesoros que ahora recuperan los pescadores desde 2011 simplemente se venden antes de que los arqueólogos puedan estudiarlos adecuadamente, y acaban en manos de anticuarios.

“Están perdidos para el mundo”

“Recién descubierta, la historia del auge y la caída de Srivijaya está muriendo de nuevo sin ser contada”, dijo a The Guardian Kingsley, quien denunció sobre el mercado negro de artefactos descubiertos durante las inmersiones nocturnas, a pesar de que Indonesia puso una moratoria a la arqueología subacuática en 2010. 

“Están perdidos para el mundo”, advirtió Kingsley al medio británico. “Vastas franjas, incluida una impresionante estatua budista de tamaño natural adornada con gemas preciosas, se han perdido en el mercado internacional de antigüedades”, agregó.

“Los pescadores no dejan de pescar y no dejan de descubrir”, dice a Live Science. “Solo que ahora es aún más improbable que informen de los hallazgos a las autoridades”. 

El arqueólogo añade, no obstante, que es posible que el Gobierno o un benefactor acaudalado compre los artefactos de Srivijaya para su conservación y estudio antes de que los adquieran todos los coleccionistas privados. 

DW

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