Los avanzados cazabombarderos embarcados de quinta generación F-35C de Estados Unidos presentan manchas marrones muy parecidas a oxidación durante su primera misión a bordo de un portaaviones operativo.
Los cazas furtivos F-35C de la Marina estadounidense, uno de los cuales protagonizó recientemente un accidentado aterrizaje a bordo del portaaviones USS Carl Vinson en el mar de la China Meridional —que se saldó con 7 marineros heridos y la aeronave perdida— también muestran desgaste en uno de sus elementos clave: la cobertura absorbente de ondas de los radares enemigos.
Imágenes obtenidas recientemente a bordo de USS Carl Vinson este enero “plantean posibles preguntas sobre la facilidad de mantenimiento de los revestimientos del caza en el exigente entorno marítimo”, destaca un comentario del portal especializado The Drive.
En las fotos, que han sido publicadas recientemente en DVIDS, el sitio web del Servicio de distribución de información visual de defensa del Pentágono, se aprecian machas marrones que cubren la parte superior del fuselaje, consecuencia del grave impacto de un entorno agresivo y de los descuidos del personal técnico sobre la vulnerable cobertura de los F-35C durante su primera misión de navegación a bordo de un portaaviones
El F-35C, versión embarcada del caza F-35, la más novedosa aeronave de quinta generación de Estados Unidos, entró en servicio en febrero de 2019, más tarde que las otras dos versiones del F-35 (de la Fuerza Aérea y del Cuerpo de Marines).
Además del factor del entorno, el artículo señala que el personal de mantenimiento, así como los propios pilotos del F-35C, pisan regularmente la ‘piel’ de los cazas.
A ello se añaden los chorros de gases de escape y el agua salada, que afectan constantemente a estos aviones cuando se embarcan a bordo del portaaviones. Además, aceites como el del fluido hidráulico tienden a mancharlo todo. “Cualquiera de esos factores podría haber resultado en la apariencia tosca de los F-35C del USS Carl Vinson”, concluye The Drive.