
En 1989 un equipo de mercenarios brit??nicos, encabezados por el escoc??s Peter McAleese, viaj?? al coraz??n del imperio criminal del hombre m??s peligroso del mundo con el objetivo de asesinarlo.
Pablo Escobar era el l??der del cartel Medell??n en Colombia y uno de los criminales m??s ricos de la historia.
Era el mayor fabricante y distribuidor de coca??na del mundo, responsable entonces de hasta 80% del comercio global de esa droga.
McAleese, un exagente del SAS -un grupo de ??lite del Ej??rcito Brit??nico-, fue contratado por un cartel de droga rival para eliminar a Escobar.
Un nuevo documental,??Killing Escobar??(Matar a Escobar), cuenta la historia de esta misi??n -que acab?? en fracaso- y del hombre detr??s de la misma.

El cineasta David Whitney dijo que McAleese, quien naci?? en Glasgow en 1942, era un “hombre complejo” que ten??a una gran “inquietud interior”.
Fue criado en el barrio de Riddrie a la sombra de la c??rcel de Barlinnie Prison, donde su padre -“un “hombre muy duro y violento” – pas?? alg??n tiempo.
En el documental, McAleese, que ahora tiene 78 a??os de edad, dice: “Fui entrenado para matar por el Ej??rcito pero el instinto de lucha vino de Glasgow”.
McAleese afirma que dej?? la ciudad y se uni?? el Ej??rcito a los 17 a??os para encontrar una forma de canalizar su agresividad.
Se alist?? en el regimiento de Paracaidistas y luego se convirti?? en miembro del regimiento 22 del SAS.

Sirvi?? en Borneo con las SAS, participando en una feroz guerra que se combat??a en la selva, antes de retirarse del Ej??rcito brit??nico en 1969, una decisi??n que califica como lo peor que ha hecho en la vida.
McAleese estuvo a la deriva, pasando de un trabajo a otro “sin encajar”. Dice que se sent??a solo y que su agresividad empeor?? al punto que lo metieron preso por agredir a una novia.
Al recuperar su libertad, McAleese trat?? de recrear la emoci??n de su carrera en el Ej??rcito buscando acci??n como “mercenario” en la guerra civil de Angola y luego en Rodesia (actual Zimbabue), as?? como en Sud??frica.
Conoci?? a Dave Tomkins en Angola en 1976. Tomkins no era un soldado com??n, sab??a c??mo hacer negocios para vender armas.
Ambos se hicieron grandes amigos y fue Tomkims quien se acerc?? a McAleese para ofrecerle participar en la misi??n para matar a Escobar.
Jorge Salcedo, quien era parte del cartel de Cali -un grupo rival de narcotr??fico en Colombia-, estaba coordinando el ataque y quer??a que Tomkins reclutara un equipo para llevarlo adelante.

McAleese fue la primera persona a la que intent?? reclutar.
“No te piden que asesines a Pablo Escobar a menos que tengas la experiencia requerida“, dijo McAleese.
“No ten??a conflictos morales sobre matarlo. Nunca lo he considerado como un asesinato. Lo he visto como un objetivo”, dijo.
El cartel de Cali confiaba en que Escobar pod??a ser muerto cuando fuera a su lujosa Hacienda N??poles.
La enorme propiedad inclu??a un zool??gico completo lleno de animales ex??ticos, una colecci??n de autos de lujo y antiguos, un aeropuerto privado y una plaza de toros.
McAleese sobrevol?? la hacienda para hacer un reconocimiento del lugar y estuvo de acuerdo en que pod??a llevarse a cabo. La misi??n era ambiciosa.
Tomkins reclut?? un equipo de 12 mercenarios. Hab??a gente que hab??a trabajado con ??l anteriormente y personas que le hab??an sido recomendadas.
Jorge Salcedo les ayud?? a pasar los controles de aduana y el cartel de Cali financi?? su estad??a.
Cada uno de los hombres recibir??a US$5.000 al mes m??s gastos pero Tomkins cobraba US$1.000 al d??a.

El documental tuvo acceso a videos grabados por Tomkins que incluyen escenas en las que se ve a los hombres jugando con grandes pacas de dinero.
Al principio ellos se quedaron en la ciudad de Cali pero all?? corr??an el riesgo de llamar demasiado la atenci??n, as?? que se mudaron a una hacienda en una zona rural donde les entregaron un gran arsenal de armas.
“Era como Navidad. Todo lo que necesit??bamos en t??rminos de armas estaba all??”, dice McAleese.
Los mercenarios entrenaron duro para su misi??n pero solamente Tomkins y McAleese sab??an qui??n era su objetivo.
Antes de que les informaran, un miembro de grupo decidi?? retirarse y se le permiti?? irse a casa. ??l vendi?? su historia a los peri??dicos pero no revel?? nombres ni ofreci?? detalles de la operaci??n.
A medida que se acercaba el momento del ataque, los hombres trasladaron sus entrenamientos a la selva, donde pod??an practicar con armas y bombas sin ser escuchados.

El plan de ataque implicaba el uso de dos helic??pteros para trasladarlos hasta el complejo de la Hacienda N??poles, donde los mercenarios ten??an que abrirse camino a tiros a trav??s del gran dispositivo de seguridad de Escobar, matarlo y traer de vuelta su cabeza como trofeo.
Cuando fueron notificados por un informante que Escobar estaba en su rancho, salieron hacia su objetivo. Pero el ataque nunca ocurrir??a.
El helic??ptero que transportaba a McAleese y a Tomkins se estrell?? mientras volaba a baja altura entre las nubes sobre los Andes. El piloto result?? muerto.
Los dem??s sobrevivieron pero McAleese qued?? muy mal herido como para salir del lugar.
Padeciendo grandes dolores, permaneci?? tirado en la ladera de la monta??a durante tres d??as hasta que fue rescatado.
Escobar escuch?? sobre el plan del ataque y envi?? a sus hombres a la monta??a para encontrarlos.
“Si Pablo me hubiera atrapado, yo habr??a tenido una muerta larga, prolongada y dolorosa”, dijo McAleese.
En lugar de ello, escap?? e intent?? cumplir con las promesas que le hizo a Dios mientras estaba tirado sobre la ladera de la monta??a.

McAleese reconoce que ??l era un “hombre sucio, desvergonzado; una basura” y que se dio cuenta de que ten??a que cambiar.
Pero dice que lo que lamentaba no eran sus acciones en las zonas de guerra, sino sus fallas como esposo y como padre.
“Tengo una horrible cantidad de remordimientos y ninguno de ellos tienen que ver con la parte de mi vida como soldado”, dijo.
A los 78 a??os, dice que finalmente ha encontrado la paz.
Mientras tanto, Pablo Escobar muri?? tiroteado en Medell??n en 1993 cuando intentaba huir de las autoridades.
BBC News