Una invasión de carpinchos, los roedores más grandes del mundo, tiene en vilo a un acomodado barrio de la provincia de Buenos Aires. Vecinos exigen que los animales sean expulsados.
En Nordelta, una zona de Tigre, en Buenos Aires (Argentina), los vecinos tienen un drama. No se trata de una plaga de ratas como en Australia o cientos de palomas como en las grandes urbes, sino algo distinto, especial, particular, único. Son carpinchos o capibaras, unos roedores enormes, los más grandes del mundo, de hecho, que viven ahí desde hace cientos de años.
El problema es que en las últimas temporadas ha habido un incremento de la población de carpinchos y ya no es extraño verlos pasear por los jardines de los barrios acomodados de la zona. Y lo que al principio parecía pintoresco, ya no lo es tanto para algunos vecinos. Hay denuncias de ataques a mascotas, daños materiales y hasta la generación de accidentes de tránsito.
En redes sociales circula la fotografía de Oreo, el perro de una vecina que quedó con unas horribles marcas en su cuerpo tras haber sido atacado por carpinchos. Otros temen que los roedores puedan morder a los niños o que los grupos generen mayores destrozos. Según Perfil, un motociclista se cayó tras evitar a un carpincho que se atravesó en la calle. La suma de todo esto ha desatado reacciones, como un vecino que disparó a uno de estos animales, otros que han atropellado a ejemplares, además de quienes los han golpeado o cerrado el paso con alambradas.
Si bien hay grupos de vecinos que adoran a los carpinchos, y de hecho los defienden a brazo partido, son los enemigos de estos roedores los que han llamado más la atención.
Gustavo Iglesias, un vecino de Nordelta, dijo a La Nación: “Nos encantan los carpinchos, la primera vez que vimos uno nos dio mucha felicidad. El tema es que después empezaron a reproducirse de manera exponencial. Ahora caminan por las calles, devoran los jardines y tenemos problemas con las mascotas. Tampoco sabemos qué enfermedades pueden transmitir y si podrían, o no, atacar a un nene, porque andan en manada por todos los barrios”. El vecino estimó que hay 400 de estos animales en la zona, y que en 2023 podrían llegar a ser 3.500.
Ante este escenario, la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia de Buenos Aires decidió tomar cartas en el asunto y acordó con los vecinos “desarrollar un plan de acciones indirectas y directas con el objetivo de reducir la elevada abundancia poblacional de la especie”. Los de Nordelta son más claros y concretos y quieren que los animales, que vivían allí desde antes, sean trasladados a otro lugar, lejos de sus jardines verdes y mascotas.
DZC (La Nación, Perfil, TN.com.ar)