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El antiguo artefacto encontrado hace treinta años pertenece a la cultura lambayeque que vivió entre el siglo IX y XIV en la costa norte del Perú. Los expertos creen que el objeto fue otorgado a un hombre de la élite.

Este objeto fue pintado también con sangre humana.

A principios de la década de 1990, un grupo de arqueólogos encontró en Perú una tumba de 12 metros de profundidad que albergaba los restos óseos de un hombre, dos mujeres jóvenes y dos niños supuestamente pertenecientes a la élite de la cultura lambayeque, también conocida como Sicán.

El esqueleto del hombre fue hallado sentado, pero sin cabeza. El cráneo, desprendido intencionalmente del esqueleto, fue encontrado boca arriba y cubierto con una máscara dorada. A su lado, una de las mujeres fue hallada en posición de parto y la otra de comadrona. Los niños estaban situados agachados. 

A los investigadores les llamó la atención que tanto el esqueleto del hombre como la máscara dorada que cubría su cráneo, estaban pintados con un pigmento rojo brillante, el cual en primera instancia se pensó que era cinabrio, un mineral hecho de mercurio y azufre y que tiene ese color.

Sangre humana y huevos de aves

Luego de haber analizado con detalle la máscara funeraria, los investigadores del Proyecto Arqueológico Sicán descubrieron que, además de poseer un pigmento rojo, este artefacto de más de 1.000 años de antigüedad tenía seis proteínas de sangre humana y otras de huevo de una especie de ave.

“La composición del material de unión, que había sido tan eficaz en la pintura roja, seguía siendo un misterio”, escribieron los autores en el estudio publicado por la revista científica Journal of Proteome Research.

La ovoalbúmina, procedente de la clara de huevo de ave, también fue utilizada en la pintura. Como las proteínas estaban muy degradadas, los investigadores no pudieron identificar la especie exacta de huevo de ave usada para fabricar la pintura, pero sugieren que habría sido del pato de Moscovia.

La metalurgia Sicán era elitista

La cultura Sicán, una sociedad anterior a la de los incas, vivió entre el siglo IX y XIV en la costa norte del territorio actual de Perú. Los lambayeques destacaron por su manejo en la metalurgia, con la creación de deslumbrantes objetos de oro, muchos de los cuales fueron enterrados en tumbas de personas ligadas a la élite.

“Las pinturas a base de cinabrio se utilizaban normalmente en el contexto de las élites sociales y los objetos ritualmente importantes”, escribieron los autores en el estudio.

Los investigadores sugieren que el hombre desenterrado era un líder perteneciente a la clase alta. La identificación de proteínas de sangre humana apoya entonces la hipótesis de que la forma en que se distribuían los esqueletos estaba relacionada con un “renacimiento” y la “fuerza vital” de este difunto líder Sicán.

Un análisis reciente asegura que la cultura Sicán sacrificaba a los humanos cortando el cuello y la parte superior del pecho para maximizar el sangrado. Así que “desde una perspectiva arqueológica, el uso de sangre humana en la pintura no sería sorprendente”, conclyeron.

DW News

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