Unos tres millones de personas necesitan ayuda tras la escalada bélica entre militares y opositores al golpe de Estado.
Naciones Unidas alertó este martes del “deterioro de la situación humanitaria” que vive Birmania a raíz de los combates entre el Ejército y grupos armados opositores al golpe de Estado militar, y cifra en tres millones las personas que necesitan ayuda.
“Sin el fin de la violencia y una resolución pacífica de la crisis de Birmania, el número continuará en ascenso”, apuntó este martes en un comunicado Martin Griffiths, secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios y Coordinador de Emergencia de la ONU.
En las últimas semanas se registra una escalada de violencia en el nororiental estado Chin a raíz de los combates entre los militares y la milicia Fuerza de Defensa Chinland, formada después del golpe de Estado del 1 de febrero.
Situación desesperada en todo el país
“Más de 37.000 personas, incluidos mujeres y niños, se han visto recientemente desplazado y más de 160 edificios han sido quemados, incluida una iglesia y una oficina de una organización humanitaria”, señala Griffiths que dice estar “extremadamente preocupado” por la actual situación.
La crisis humanitaria también llega a las grandes urbes como Rangún y Mandalay, las dos ciudades más pobladas, donde el coordinador de la ONU apunta que hay preocupantes “informes sobre el aumento de los niveles de inseguridad alimentaria”.
Griffiths reclama al Ejército birmano y el resto de partes implicadas “facilitar el acceso rápido, seguro y sin trabas burocráticas de la ayuda humanitaria” para miles de personas en situación desesperada a lo largo del país.
Borrel pide que responsables “rindan cuentas”
Un llamamiento que coincide con el realizado el lunes por el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, que además condena los ataques del Ejército y pide que los responsables “rindan cuentas”.
“La actual concentración militar en la parte central y noroeste del país, incluidas las regiones de Sagaing y Magway, y la escalada de violencia resultante, especialmente en el estado de Chin, son motivo de profunda preocupación”, apuntó Borrell.
El Ejército justifica la toma de poder por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales de noviembre de 2020, cuyo resultado ha sido anulado y en las que el partido de Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales.
jc (efe, ap)