Pan American World Airways revolucionó la aviación. Y, sin embargo, tuvo que dejar de operar hace 30 años. A ninguna otra compañía aérea le debe tanto a la aviación – y los berlineses.
Pan Am es historia desde hace 30 años: Su último vuelo PA436, procedente de Bridgetown (Barbados), aterrizó en Miami el 4 de diciembre de 1991, poniendo fin a la saga de 64 años de un icono de la aviación mundial que sigue sin olvidarse, hasta hoy. En todo el mundo, pero especialmente en Berlín, donde el globo azul de Pan Amen la cola del avión fue siempre un símbolo de libertad y esperanza en tiempos de guerra fría y división.
“Ninguna aerolínea ha influido tanto en la aviación, y ninguna ha sido tan buena a la hora de hacer partícipe al público de estos logros”, afirma el empresario berlinés Matthias Hühne, experto en Pan Am y autor de un opulento libro sobre la aerolínea.
Todo comenzó con un hidroavión
Todo comenzó el 19 de octubre de 1927 con un breve salto en un hidroavión prestado desde Cayo Hueso, en Florida, hasta La Habana, en Cuba. Este es considerado el primer vuelo de Pan Am, respaldado por Juan Trippe, un empresario de 28 años de Nueva Jersey en ese momento. Cuando se retiró en 1968, Trippe había construido un imperio aéreo único con Pan American World Airways que unió al mundo como ningún otro.
Las conexiones a través del Atlántico con Europa se produjeron ya en 1937; Londres y París fueron las primeras en recibir conexiones aéreas con el Nuevo Mundo mediante un “barco volador”.
El legendario servicio de Berlín, la ciudad dividida
Después de la Segunda Guerra Mundial, Pan Am, aunque de propiedad privada, se estableció como una aerolínea de carácter nacional en el transporte aéreo internacional. A partir de enero de 1946, Pan Am estableció las primeras conexiones transatlánticas con aviones DC-4 de Nueva York a Hurn, cerca de Londres. Tardaban 17 horas y 40 minutos con paradas, hasta Lisboa incluso casi 21 horas. Ya en 1948, la predecesora de Pan Am, AOA, estaba representada en la Alemania de posguerra, como primera compañía aérea internacional, mucho antes de que los propios alemanes pudieran volver a operar servicios aéreos a partir de 1955.
Gira de la Orquesta Filarmónica de Berlín por Estados Unidos y Canadá. Vuelo con Pan Am desde el aeropuerto Tempelhof en el centro de la otrora Berlín occidental
En los tiempos de la división de Alemania, en Berlín solo podían operar el tráfico aéreo los aliados. Pan Am asumió su papel a partir de 1950. Inicialmente, el cuatrimotor DC-4 se utilizó para transportar refugiados a seis ciudades de Alemania Occidental. “No tenía cabina presurizada, a menudo me ponía enferma”, recuerda Jutta Cartsburg, azafata de Pan Am en 1958.
En octubre de 1955, la empresa encargó de una sola vez los dos modelos competidores de la primera era de turbinas para aviones comerciales: 20 cuatrimotores 707 de Boeing y 25 DC-8 de Douglas. Trippe tenía una estrecha amistad con el jefe de Boeing, William Allen. Ambos se jugaban la existencia de sus empresas: “Tú los construyes, yo los compro”, le decía Trippe a Allen.
El gran salto con el 747
El 26 de octubre de 1958 comenzó la era de los jets con el primer vuelo de un Boeing 707 de Nueva York a París. El avión de cuatro turbinas se convirtió en un gran éxito, gracias al empuje de Pan Am. La propia Pan Am se convirtió en la aerolínea más glamurosa del mundo, confirma Jutta Cartsburg, que voló por todo el mundo en el Boeing 707 como azafata de Pan Am desde 1961.
El 13 de abril de 1966 Juan Trippe se atrevió a dar un nuevo salto cuántico: encargó a Boeing 25 ejemplares del 747, un avión de dimensiones inimaginables para la época, que podría transportar hasta 490 pasajeros y que más tarde se conocería como el Jumbo Jet. Pero Pan Am voló durante toda la década de 1980 con dificultades económicas. Y luego vino el atentado de Lockerbie, en el que murieron 270 personas en un 747 que sobrevolaba es localidad el 21 de diciembre de 1988.
Al final, el 4 de diciembre de 1991, Pan Am tuvo que declararse en quiebra. En Berlín y Estados Unidos, los veteranos siguen reuniéndose dos veces al año. “Treinta años después de su quiebra, el legado de Pan Am sigue vivo”, afirma Deborah Cattano Gaudioso, del Museo Pan Am de Nueva York, para quien “Pan Am definió la aviación de pasajeros” y su influencia sigue siendo “evidente”.
(jov/er)