En la que fuera la casa de una familia prehisp??nica mexica, los arque??logos hicieron un descubrimiento asombroso en Ciudad de M??xico.
Los habitantes de aquella vivienda realizaron un ritual “para dar testimonio de que as?? terminaba un ciclo de sus vidas y de su civilizaci??n“.
Y es que la ofrenda que hicieron fue hecha despu??s de la toma de la ciudad mexica de Tenochtitlan, fundada por sus predecesores aztecas en 1325 y que en 1521 cay?? ante la invasi??n ind??gena-espa??ola que llev?? la Conquista de M??xico.
“Entre cantos y olor de copal, los moradores dispusieron en el patio una ofrenda con m??ltiples elementos, entre los que destacan una olla con restos ??seos (cenizas humanas) y 13 sahumadores pol??cromos de casi un metro de longitud, usados para quemar la resina”, explica el Instituto Nacional de Antropolog??a e Historia (INAH) en un comunicado.
El hallazgo fue realizado en agosto pasado por los expertos encabezados por la arque??loga Mara Abiga??l Becerra Amezcua.
La ofrenda ceremonial fue desenterrada a poco m??s de cuatro metros de profundidad a un costado de la Plaza Garibaldi, el espacio donde todas las noches suena la m??sica de mariachi en Ciudad de M??xico.

Luego de tres meses de trabajos, el INAH dio a conocer los hallazgos.
“Fuera de miradas ajenas”
Becerra y su colega Ximena Andrea Castro Rivera se encargaron de investigar las diversas capas del terreno que estaban en proceso de excavaci??n para un proyecto de viviendas en el centro de la capital mexicana.
“Un sondeo arroj?? el potencial arqueol??gico del espacio y as??, a profundidades que van de 3,50 m a 5,20 m, fueron descubri??ndose los vestigios a base de tezontles y adobes, en una superficie aproximada de 80 m??”, explica el INAH.

Las investigaciones determinaron que hab??a muros de una vivienda mexica que pertenec??a al barrio prehisp??nico de Tezcatzonco, no muy lejos del Z??calo de Ciudad de M??xico, la plaza central del pa??s (y de Tenochtitlan antes).
“Estaba recubierta con varias capas de adobes bien consolidados para mantenerla fuera de miradas ajenas, indicativo del temple de aquellos mexicas que permanecieron en Tenochtitlan tras la toma de la ciudad por Hern??n Cort??s“, explican los especialistas.

Fue en el patio de esa vivienda de cinco habitaciones y una cocina, cuyos muros y pisos estaban asombrosamente preservados, donde se realiz?? la ofrenda en la que sus habitantes realizaron el ritual por el fin de la era mexica.
“Si bien estuvo destinada a las actividades dom??sticas, otras evidencias materiales como omichicahuaztlis (instrumentos musicales de hueso trabajado), flautas y ocarinas se??alan que ah?? tuvieron lugar diversos rituales”, se??ala el INAH.
La ofrenda del fin de su era
Los expertos a??n no tienen una fecha exacta en la que ocurri?? el ritual celebrado en esa vivienda, que pudo ser entre los a??os 1521 y 1610, seg??n las primeras investigaciones.
Pero por los elementos hallados y el contexto han podido determinar que fue un ritual “para dar testimonio de que as?? terminaba un ciclo de sus vidas y de su civilizaci??n“.

De ese barrio prehisp??nico proced??a el sacerdote mexica que encend??a el fuego nuevo cada 52 a??os, cuando los mexicas marcaban el desenlace y la inauguraci??n de un ciclo de la vida de los habitantes de Tenochtitlan, explica Becerra.
En una de cuatro vasijas encontradas estaban los restos ??seos cremados, lo cual era “una costumbre funeraria” de las culturas de esa ??poca y regi??n.
“Posiblemente era un infante. Sin embargo, esto habr?? de comprobarse mediante la microexcavaci??n de las cenizas”, dice Becerra.

El hallazgo de los 13 sahumadores -unos instrumentos para la quema de inciensos- tambi??n fue significativa por el simbolismo que tienen en cuanto al calendario mexica, los 13 niveles del cielo, el eje del mundo y las fuerzas del inframundo.
“Era un acto esencial para la cosmovisi??n tenochca”, dice Becerra.
BBC