¿Cómo es ese proceso? Un nuevo estudio internacional refleja que no se trata de una desconexión repentina.
Lo que sucede justo cuando morimos y lo que acontece después representa uno de los mayores misterios de la vida. ¿Cómo se produce realmente la muerte física? ¿En un instante estamos vivos y al siguiente nos apagamos súbitamente? Un nuevo estudio internacional, el mayor hasta la fecha sobre la fisiología de la muerte, dirigido por el científico Sonny Dhanani, ha concluido que el proceso de la muerte no es repentino, sino una transformación lenta y errática de nuestro organismo hacia la inactividad total.
Sus resultados, que se publican en la revista New England Journal of Medicine, partieron de una estrecha colaboración con el Programa Canadiense de Investigación sobre Donaciones y Trasplantes. Los investigadores pidieron a más de 600 familias que permitieran el control de los signos vitales de sus seres queridos en la UCI durante el proceso de muerte. Concretamente fueron 631 pacientes en 20 unidades de cuidados intensivos para adultos en la República Checa, Canadá y los Países Bajos.
¿Por qué es importante un estudio como este?
Para realizar una donación de órganos de un ser querido que ha fallecido, la familia debe poder estar totalmente segura de que la muerte es irreversible. No han sido pocos los casos de historias sobre personas que han “vuelto a la vida” tras una declaración de muerte, pues siempre ha existido poca evidencia científica sobre la comprensión médica de la muerte. De ahí la importancia de este estudio que, sin duda, es el mayor de su clase hasta la fecha.
Conclusiones del estudio
Habitualmente se determina la muerte clínica mediante el cese de la actividad neuronal (muerte cerebral) o circulatoria, esto es, cuando la actividad cardiaca se reduce a cero.
En este estudio, los investigadores examinaron los registros del electrocardiograma y la presión arterial de todos los pacientes junto a las observaciones clínicas. Esperaban una muerte inminente tras la retirada del soporte vital en todos y cada uno de los casos.
Así, tras la retirada de los tubos respiratorios, medicamentos y soporte cardíaco, examinaron todos estos datos desde ese momento hasta 30 minutos después de la declaración del fallecimiento. Los expertos descubrieron que la muerte no ocurría repentinamente, sino que era un proceso complejo, lento y bastante errático, según los pacientes.
El 14% de los pacientes experimentaron una reanudación “transitoria” de la actividad cardiaca tras haber aparecido la línea plana de la muerte en el registro de pantalla. Esa actividad fue sutil, apenas unos 3,9 segundos de media, aunque hubo un caso que duró hasta 13 minutos. Los expertos aclaran que esto no tiene nada que ver con el síndrome de Lázaro, basado en la recuperación espontánea del paciente tras una parada cardíaca.
Documentando el proceso fisiológico de la muerte
Continuar con este trabajo permitirá a los equipos de donación y trasplante predecir cuánto tardarán los pacientes en morir después de eliminar las medidas de soporte vital; algo que sería increíblemente útil para coordinar una donación y mejorar la asignación de órganos a los pacientes.
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