Una serie de tiroteos estremeció otra vez Estados Unidos.
Al menos ocho personas murieron, seis de ellas de origen asiático, luego de que un joven de 21 años llamado Robert Aaron Long disparara el martes contra tres lugares: un salón de masajes y dos spas, todos ubicados en un suburbio al norte de Atlanta, Georgia.
Fue formalmente acusado de asesinato, y aunque las autoridades indicaron este miércoles que era muy pronto para determinar las motivaciones del atacante y él mismo negó motivación racial según informó la policía en rueda de prensa, el hecho de que la mayoría de las víctimas fuera de origen asiático generó temores en esa comunidad.
Y es que los crímenes de odio contra personas de origen asiático se han disparado desde el pasado año en EE.UU., impulsados en parte por la retórica de extrema derecha que los culpa por la pandemia de covid-19.
Según datos de la organización Stop AAPI Hate, que rastrea actos racistas contra personas de origen asiático, solo entre marzo y diciembre de 2020 se reportaron 2.808 denuncias en el país, de las cuales el 8,7% involucraron agresiones físicas y el 71% incluyó acoso verbal.
La discriminación de este tipo llegó incluso hasta las canchas de la NBA, cuando otro jugador le gritó recientemente “coronavirus” al jugador estrella de los Santa Cruz Warriors, Jeremy Lin.
En un discurso la semana pasada, el presidente Joe Biden condenó los “viciosos crímenes de odio contra estadounidenses de origen asiático” que han sido “atacados, acosados, culpados y convertidos en chivos expiatorios”.
Este miércoles, al comentar el tiroteo de Atlanta, el expresidente Barack Obama también condenó lo que consideró “violencia contra personas de origen asiático”.
“Aunque el motivo del atacante aún no está claro, la identidad de las víctimas pone de relieve un aumento alarmante de la violencia antiasiática que debe terminar”, tuiteó.
Stop AAPI Hate, por su parte, si bien subrayó también que era muy pronto para saber si se trató de un crimen de odio, indicó que el hecho, dado el contexto, causó incertidumbre y temor en una comunidad que se ha visto afectada en los últimos tiempos por actos raciales en su contra.
“Ahora mismo hay mucho miedo y dolor entre los asiáticos que debe ser atendido”, dijo la organización.
¿Qué está pasando con las comunidades asiáticas en EE.UU.?
Desde ser escupidos hasta ser acosados verbalmente, los incidentes de agresión física contra personas de origen asiático se han multiplicado desde 2020 en EE.UU.
Aunque los datos federales sobre delitos de odio para 2020 todavía no se han publicado, los de 2019 ya mostraban el nivel más alto en una década y, tras el inicio de la pandemia, el FBI alertó que se podría llegar a niveles aún mayores.
A fines del año pasado, Naciones Unidas emitió un informe en el que detallaba “un nivel alarmante” de violencia por motivos raciales y otros incidentes de odio contra los estadounidenses de origen asiático”.
De acuerdo a organizaciones civiles, es difícil determinar números exactos de tales delitos e instancias de discriminación, ya que ninguna entidad gubernamental ha estado rastreando el problema a largo plazo y los estándares de información pueden variar de una región a otra.
Sin embargo, algunos datos publicados por diferentes oficinas de la policía y múltiples denuncias en medios locales dan cuenta de un fenómeno en ascenso.
El grupo de trabajo de crímenes de odio de la ciudad de Nueva York investigó al menos 27 incidentes en 2020, nueve veces más que el año anterior.
En Oakland, California, la policía aumentó las patrullas y estableció un puesto de mando en el barrio chino de la ciudad ante el aumento de denuncias de violencia contra personas con rasgos asiáticos.
El acoso verbal es, con mucho, el más común, pero el rechazo, la agresión física, la discriminación en el lugar de trabajo, la exclusión de establecimientos y el vandalismo también figuran en las bases de datos de numerosas organizaciones.
De acuerdo con esas estadísticas, las mujeres son más propensas a ser atacadas que los hombres.
¿Cuáles han sido algunos de los casos más controvertidos?
En los últimos meses, algunos de los casos de violencia contra personas de origen asiático no solo se han vuelto titulares en varios medios de en Estados Unidos, sino que han llevado a celebridades y políticos a pedir que se tomen medidas al respecto.
Esto son algunos de los casos más sonados en los últimos tiempos:
- Un inmigrante tailandés de 84 años en San Francisco, California, murió el mes pasado después de ser empujado al suelo mientras realizaba una caminata matutina.
- En Oakland, California, un anciano de 91 años fue empujado por la espalda y cayó al pavimento.
- Una mujer china de 89 años fue abofeteada por dos personas en Brooklyn, Nueva York, y luego le prendieron fuego.
- Un hombre en el metro de Nueva York cortó la cara de un pasajero filipino-estadounidense de 61 años.
- Los empleados de varios restaurantes asiáticos en la ciudad de Nueva York le dijeron al diario The New York Times que ahora siempre se van a casa temprano por temor a la violencia y el acoso.
- El dueño de una carnicería, estadounidense de origen asiático, en Sacramento, California, encontró un gato muerto en el estacionamiento de la tienda; la policía lo está investigando como un crimen de odio.
- Una familia asiático-estadounidense que celebraba un cumpleaños en un restaurante en Carmel, California, fue reprendida con insultos racistas por parte de un ejecutivo de una empres tecnológica que apoyaba a Trump.
- Varios propietarios de viviendas estadounidenses de origen asiático dicen que han sido abusados con insultos raciales y que les han arrojado piedras a sus casas.
¿Qué pasa en el estado con la mayor población de origen asiático?
Más de 6 millones de estadounidenses de origen asiático viven en California, el estado con más ciudadanos de esta comunidad en el país, según las últimas estimaciones de población. Constituyen más del 15% de los residentes en el estado.
El coronavirus golpeó duro y temprano allí, paralizando sus bulliciosas ciudades y negocios. El virus ya se ha cobrado más de 50.000 vidas en California.
Solo de marzo a mayo de 2020, se notificaron más de 800 incidentes de odio relacionados con el covid-19 en 34 condados del estado, según un informe publicado por el Consejo de Planificación de Políticas de Asia Pacífico.
Desde entonces, esas cifras se han intensificado en el condado de Orange, donde los incidentes de odio contra los asiáticos aumentaron en un 1.200%, según datos el Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo.
En el vecino condado de Los Ángeles, los delitos de odio contra los estadounidenses de origen asiático aumentaron un 115%, informó CBS News.
¿A qué se debe?
Organizaciones civiles señalan que la violencia puede estar relacionada con el aumento de lo que denominan un “sentimiento antiasiático” en Estados Unidos.
Algunos han culpado directamente a la retórica anti-China del expresidente Donald Trump, quien en varias ocasiones mencionó la pandemia como el “virus de China” o la “gripe kung” (Kung Flu).
Un gran número de personas de origen asiático han descrito un cambio brusco en sus experiencias después del coronavirus.
Kimberly Ha, de 38 años, le contó a la BBC que notó un cambio ya en febrero de 2020, cuando un extraño comenzó a gritarle mientras paseaba a su perro en Nueva York.
“Vociferó: ‘No tengo miedo de los chinos radiactivos’. Y comenzó a señalarme, gritando: ‘Ustedes no deberían estar aquí, salgan de este país, no tengo miedo de este virus que ustedes trajeron””, contó la mujer que ha vivido en la ciudad durante más de 15 años.
Según Amanda Nguyen, activista y fundadora de la organización sin fines de lucro de derechos civiles Rise, estos incidentes también se explican por la “omisión generalizada” de los estadounidenses de origen asiático en las conversaciones sociales y culturales del país.
Aunque la población asiática creció más rápido que otros grupos en el último censo de EE.UU., las historias de la comunidad no están ampliamente cubiertas en los medios y sus preocupaciones no son encuestadas por los partidos políticos, dijo Nguyen a la BBC.
Algunas agencias federales ni siquiera incluyen a la comunidad asiático-estadounidense e isleña del Pacífico en sus definiciones de minorías raciales, señala.
Nguyen dice que las personas que atacan a los estadounidenses de origen asiático desde que comenzó la pandemia “realmente no pueden diferenciar y no les importa si somos de un país o de otro”.
“Nos han convertido en un chivo expiatorio para representar su violencia”.
Para Nguyen, cuanta más visibilidad reciban los delitos contra los asiáticos, mejor.
Señala que las leyes pueden ayudar a resolver el problema, pero que Estados Unidos también necesita un cambio cultural.
“Estamos en un momento de ajuste de cuentas en este momento”, agrega Nguyen.
“Tenemos miedo porque hemos sido borrados sistemáticamente en todos los niveles y la gente puede comenzar a combatir eso si se informa sobre nosotros”, dijo.
¿Qué se está haciendo en EE.UU. para combatir el problema?
Durante su primera semana en el cargo, el presidente Joe Biden firmó una acción ejecutiva que esencialmente prohíbe el uso de lenguaje discriminatorio contra esta comunidad dentro del gobierno federal.
Pero, con los demócratas ahora en control de ambas cámaras del Congreso, los legisladores y activistas están pidiendo más atención y recursos para el tema.
La congresista de California Judy Chu, presidenta del Caucus Americano de Asia Pacífico, calificó los incidentes recientes como “un punto de crisis” para la comunidad.
Ella y otros legisladores están presionando para que el Departamento de Justicia de EE.UU. amplíe sus esfuerzos para denunciar, rastrear y enjuiciar los delitos de odio.
A nivel estatal, los legisladores de California asignaron US$1,4 millones en fondos estatales para expandir la recopilación de datos, las iniciativas de defensa y los recursos para las víctimas.
Sobre el terreno, también hay más esfuerzos locales para combatir el odio.
En el condado de Orange, los vecinos intervinieron para ayudar a una familia asiático-estadounidense después de que un grupo de adolescentes los atacara repetidamente durante meses con poca intervención policial.
Los vecinos ahora montan guardia fuera de la casa de la familia todas las noches, informó The Washington Post.